En Brasil, la izquierda se juega mucho más que algunos municipios clave
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En Brasil, la izquierda se juega mucho más que algunos municipios clave
Luego de reprogramar con una enmienda constitucional la fecha de elecciones municipales, finalmente hoy, la ciudadanía brasileña irá a los centros de sufragio, para emitir su voto por las candidaturas que aspiran a ocupar los cargos de 5570 jefes comunales y 59 mil representantes locales. Siendo una de las democracias más grandes del mundo, con unos 147,9 millones de electores de una población de 210 millones, en Brasil se perfilará el escenario político de cara a las presidenciales de 2022.
La contienda se dirime en dos planos, el primero mostrará el peso territorial de los partidos políticos y el segundo el posicionamiento de figuras que podrían disputarle el cargo a Jair Bolsonaro. Es que, por un lado, se presenta una arena donde el 68,3% de los municipios brasileños tiene menos de 20 mil habitantes, donde la disputa es sumar la mayor cantidad posibles de jefes comunales. En tanto que el 31,7% vive en los 47 municipios con más de 500 mil habitantes y sólo 17 tienen más de un millón, de dónde se perfilan algunas candidaturas presidenciales para 2022.
Y es una elección que se presenta con fuertes signos de violencia, propiciados por el mismo discurso de Jair Bolsonaro, quien afirmó por Facebook: “Un pueblo armado no será esclavizado”, casi arengando en una campaña electoral donde ya murieron al menos 83 personas, entre candidatos a intendente, a concejal, asesores y militantes, algo que debería tomar nota Luis Almagro en sus informes para la OEA, porque son hechos aberrantes, como la muerte a balazos de Ricardo de Moura del Partido Liberal, candidato local en Guarulhos atacado mientras conversaba en vivo con sus electores por internet, quienes pudieron ver el momento del impacto de los dos balazos en su brazo y pierna.
Si bien Bolsonaro sostuvo que se iba a mantener al margen de la contienda electoral, porque no logró plasmar la “Alianza por Brasil”, sin embargo, salió a dar apoyo político a algunos nombres como Celso Russomanno (Republicanos) en San Pablo; Bruno Engles (PRTB) en Belo Horizonte; Marcello Crivella en Río. Y a los militares: el coronel Menezes (Patriota) en Manaus y al Capitán Wagner (Pros) en Fortaleza. Incluso, por recurso presentado por el Partido Rede en la Justicia Electoral, el Supremo Tribunal Federal, y el Tribunal de Cuentas de la Unión; tuvo que suspender el uso de la residencia oficial de la Presidencia de la República para hacer campaña por 59 candidatos.
Sin embargo, según las encuestas, el apoyo pareciera ser inefectivo. Incluso algunos de los candidatos apoyados por el presidente están cayendo en las urnas y otros ni siquiera tienen posibilidades de pasar a segunda vuelta. De hecho, las alarmas se encendieron en San Pablo, porque el candidato del Partido Socialismo y Libertad, Guilherme Boulos acaba de superar en las pesquisas al ladero de Bolsonaro, Celso Russomanno, sacándolo de la segunda vuelta contra quien intenta su reelección, el tucano Bruno Covas (PSDB).
La proyección de Boulos, junto a Manuela D´Avila del Partido Comunista do Brasil -quien lidera las encuestas para ir a segunda vuelta y consagrarse en Porto Alegre, están capitalizando el debilitamiento político del Partido dos Trabalhadores del expresidente Luiz Ignacio Lula Da Silva, que tan solo disputa los primeros lugares en dos ciudades del nordeste, Recife (Pernambuco) con Marília Arraes y en Fortaleza (Ceará) con Luizianne Lins, tratando de retener sus bastiones políticos.
Sin embargo, la fragmentación de la izquierda brasileña no siempre propicia un escenario favorable a la derecha. En ese marco, un partido que está perdiendo peso electoral es el Partido Social Liberal, que le permitió a Bolsonaro llegar a la presidencia pero quedó huérfano con su renuncia, y quien intenta ocupar un espacio en la arena electoral brasileña es el vicepresidente Hamilton Mourão, que organizó el Partido Renovador Trabalhista Brasileiro, pasando la medio-mundo en el electorado bolsonarista, favorecido por las políticas de emergencia que reparte fondos en los sectores pobres de Brasil.
Por su parte, la familia Bolsonaro también pone fichas. En su cuenta de Instagram, Michelle Bolsonaro, esposa del presidente, le dio el espaldarazo virtual a cuatro candidaturas locales. En tanto que Carlos Bolsonaro (Republicanos) busca reelegir por sexta vez como concejal en Río de Janeiro. Por su parte, el diputado Eduardo Bolsonaro, quien no renunció al PSL para no perder su banca, promociona a varios candidatos a concejal.
Un militar experimentado y cuatro jóvenes para el recambio
Antônio Hamilton Martins Mourão (67 años): general retirado del Ejército y vicepresidente. Quiere ocupar electoralmente el espacio del bolsonarismo. Armó el PRTB (Partido Renovador Tralhista).
Manuela Pinto Vieira d'Ávila (39): periodista y política afiliada al PCdB. Fue diputada federal por Río Grande del Sur (2007/2015). Ejerce actualmente el mandato de diputada provincial en su estado y podría ganar Porto Alegre. Candidata a vice de Fernando Haddad en las presidenciales de 2018.
Guilherme Castro Boulos (38): político, militante y escritor, miembro de la Coordinación Nacional del Movimiento de Trabajadores Sin Techo. Reconocido como uno de los principales líderes de extrema izquierda en Brasil. Puede dar batalla en San Pablos con el PSOL.
Bruno Lopes Covas (40): abogado, economista y político brasileño. Actual intendente de San Pablo. Nieto del exgobernador Mario Covas, del PSDB; podría recibir la bendición del amigo del abuelo, el expresidente Fernando Henrique Cardoso.
Marilia Rocha Valencia Arraes de Alencar (36): abogada, diputada federal de Pernambuco, del PT. Nieta de Miguel Arraes, histórico dirigente de Recife.
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