Pasado el susto, viene el balance
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15 de Noviembre de 2014
Entrevista. Emir Sader. Politólogo. Escritor
Pasado el susto, viene el balance
Luego de presentar el eje central de su libro ante los investigadores del Instituto Gino Germani, el politólogo Emir Sader abordó el análisis de las elecciones en Brasil en una conversación junto a Miradas al Sur. Para abrir la charla, comenzó con un comentario: “Pasado el susto, ahora tomamos conciencia, como luego de cruzar la calle y ser casi atropellado, uno sale y entiende que casi fue muerto”, un punto de partida para comprender lo intensa que fue la confrontación entre Dilma Rousseff y Aécio Neves. Al respecto, comentó: “La violencia de la campaña fue del tamaño de lo que estaba en juego. El error fundamental del gobierno del PT fue no haber avanzado en la democratización de los medios de comunicación. Porque actúan creando consensos que después son difíciles de desmontar. Más allá que la simple comparación de gobiernos del PT con el gobierno de Cardoso es una cobardía. Si bien se avanzaba a la victoria en primer turno, cuando aparecieron otros factores, y el avión se tumbó, porque creo que se tumbó, el escenario cambió, porque la polarización del candidato de Cardoso y el de Lula es otro caso. Porque perdieron 2002, 2006, 2010 y ahora, y van a perder 2018 en adelante, porque ellos tienen un modelo económico, que ahora es rescatado directamente del neoliberalismo, ¡inclusive han traído economistas del gobierno de Cardoso siendo presentados como exitosos! Para decir cosas como que la economía brasileña no crece porque el salario mínimo está alto”.
–¿Pero lo primero fue el factor Marina Silva?
–No voy a hablar de los hechos, insisto que el avión fue tumbado, y cambió el escenario al surgir una candidata que intenta estar por encima de las polarizaciones políticas, y una ecologista se presta para eso, y apareció con la idea de la nueva política, e inmediatamente recibió el apoyo de la derecha, que no tiene candidato, tiene el anti Lula, el anti Dilma o el anti PT, por lo que termina eligiendo a una ecologista, que había trabajado con Chico Mendes, ¡cualquiera!. El esquema es: ¿quién va a ser el anti?, ¿Es ésta?, bueno vamos por acá. Porque como el PT viene ganando en todos lados, quieren sacarlos como sea. En Argentina también sucede, quieren impulsar cualquier candidato que nuclee el antikirchnerismo.
–¿En definitiva, constituye una polarización?
–“Sí, porque dividen el país, como en Argentina entre kirchnerismo y antikirchnerismo, allá entre PT y anti PT. Que es lo que les conviene, porque por distintas razones puede haber desgastes de los que están en el gobierno, pero no se tratan los temas centrales, que es la naturaleza de un gobierno y del otro, sobre todo en Brasil, donde es el país más desigual del continente más desigual, no se analiza lo que se ha hecho. La razón fundamental de este es la democratización social de este gobierno, el que va por el nordeste no cree lo que está sucediendo, es impresionante. Si Dilma siempre tuvo más del 70% allí, no es por una máquina estatal, no, no es eso, son políticas sociales.
–¿Como cuáles?
–Como las más de 20 universidades creadas por el PT, que cabe recordar que Cardoso no hizo ni una, incluso firmó un acuerdo con el Fondo Monetario, de los tres que firmó, que incluía el compromiso de no crear escuelas técnicas, ¡qué más distancia con la gente que comprometerse a no gastar dinero en la preparación de jóvenes pobres, una cosa de ese tamaño! Entonces no construyó ni una Universidad, él, que tiene varios diplomas, y el otro es un mero tornero mecánico, que perdió un dedo como obrero… Y ahora el nordeste es la segunda región en cantidad de alumnos universitarios y de las 5 universidades que se crearon, están fuera de las capitales, sino en el centro de los estados, en zonas rurales, entonces esa es una razón fundamental de la victoria, del apoyo. Una región menos influenciada por los medios de comunicación, sean porque no llegan, sea porque digan lo que digan la vida de ellos cambió. Un pobre de grandes ciudades se deja influenciar por los medios, eso explica la victoria por un margen tan chico, de tres millones
–¿Y cómo influencian los medios?
–Lograron la polarización que ellos pretendían, PT – Anti PT, con dos elementos que son iguales en la estrategia de la derecha; primero, terrorismo económico, no sólo multiplicar los problemas que existen de alguna manera, como en Brasil que con 6% de inflación al año, un cliché que se instaló fue “descontrol inflacionario”, cuando Cardoso entregó con 12,5, eso está en el límite que siempre se propuso el gobierno, pero reiterando siempre en su programas, como aquí, un periodista que va a las góndolas diciendo “¿El tomate está más caro o más barato que la semana pasada?”, esa cosa reiterada. Un terrorismo económico que tiene un efecto material porque termina influenciando subjetivamente a la gente. Y la otra es la denuncia de corrupción; se tiende a caracterizar que la fuente de la corrupción es el Estado, quien llega al Estado se corrompe, no hay corrupción en las corporaciones privadas, afirmación que hacen ONG, como Transparencia Internacional, que todos los años hace pública la lista de los gobiernos más corruptos del mundo, que tiene la cobardía de poner al Estado de Haíti en el penúltimo lugar, pero ninguna corporación privada corrupta. Así son estas ONG que conviven muy bien con las corporaciones pero descalifican al Estado.
–¿La política monetaria es como un clonazepan para el crecimiento?
–Sobre el monetarismo, creo que se hace bien en mantener el tema del equilibrio fiscal. Van a Bolivia y quedan escandalizados con la política monetaria de allí. Porque saben que si la inflación se descontrola es un daño a los trabajadores a nivel de salarios y se pierde bases populares. Digo el eje central no es el equilibrio monetario, es el ajuste fiscal, son las políticas sociales. Si las sacrificasen en función del equilibrio monetario ahí podríamos hablar de monetarismo. Pero aprendimos que el tema del ajuste fiscal de las cuentas públicas y el control de la inflación es un tema de la izquierda. Tiene que ser, porque sino la dejamos como regalo. Por eso, nos generó un daño enorme en los años ochenta y noventa porque subestimamos ese tema. La inflación es un impuesto a los pobres, yo me aguanto porque tengo caja de ahorro y el empresario gana, pero si hay un desequilibrio, hay que buscarlo y combatirlo, no porque es un tema central, sino que es un tema de política social también, si no todo lo que está ganando por un lado lo esta perdiendo por el lado de la inflación”.
–¿Dónde colocaría el problema?
–Existe desde hace décadas una crisis fiscal del Estado, que no dispone de los recursos para hacer las inversiones en infraestructuras que son necesarias. Esto plantea un problema serio, porque se desarrollan acuerdos público-privados, con estrategias que buscan llamar al sector privado, etc; lo que es un desafío difícil de resolver, pero está claro que si no se hace eso, se va a sacar plata de educación o salud. Por eso, creo que en el tema de la Reforma Tributaria es un punto donde estamos muy mal. No sólo objetivamente mal, sino ideológicamente mal. Cualquier propuesta que se haga es inmediatamente derrotada, por la derecha, porque quiere pagar siempre menos impuestos, no importa para quien va o a qué va. En Brasil, las tres veces que el PT planteó la reforma tributaria, siempre salió derrotado, porque no preparó ideológicamente a la sociedad. Porque todas las propuestas que se hicieron son muy justas, pero la derecha logra congregar a la gente para que esté en contra.
–En materia de política internacional, ¿Dilma mantuvo el rol que logró Lula?
–No, lamentablemente bajó el perfil y eso no es bueno. Creo que es necesario hacer un balance regional. Finalmente, luego de un año y medio, ya hay un nuevo secretario general de Unasur, Ernesto Samper; quizá no es el mejor de los secretarios, pero es mejor tener uno que ninguno. Ahora bien, mientras los partidos no hagan un balance, quizás el intelectual tenga un rol en ese sentido. Creo que son parecidos los problemas que enfrentamos los países de la región.
–¿Cuáles son los desafíos para el nuevo gobierno de Dilma?
– Es difícil resumirlos, pero como síntesis creo que los principales desafíos son: quebrar la hegemonía del capital financiero, democratizar los medios de comunicación y hacer una reforma política que termine el financiamiento privado de las campañas electorales, este es un tema esencial, porque en el congreso hay un gran lobby del agronegocio y poquísimos representantes de los trabajadores rurales. También hay otros como elección por partidos y no personalizadas, cuotas para mujeres o afrodescendientes, etc. Básicamente esa es la propuesta del gobierno del PT. Que el PMDB (Partido Movimiento Democrático Brasileño) resiste porque vive de los lobbys. Así, mientras el gobierno propone una consulta popular, ellos impulsan un referéndum, que en definitiva significa que ellos hacen la ley y si se la rechaza, los derrotamos, queda todo como está. Es una dificultad, porque si bien el PMDB no se fortaleció, tiene ahora que aliarse a la derecha.
–¿Pero lo primero fue el factor Marina Silva?
–No voy a hablar de los hechos, insisto que el avión fue tumbado, y cambió el escenario al surgir una candidata que intenta estar por encima de las polarizaciones políticas, y una ecologista se presta para eso, y apareció con la idea de la nueva política, e inmediatamente recibió el apoyo de la derecha, que no tiene candidato, tiene el anti Lula, el anti Dilma o el anti PT, por lo que termina eligiendo a una ecologista, que había trabajado con Chico Mendes, ¡cualquiera!. El esquema es: ¿quién va a ser el anti?, ¿Es ésta?, bueno vamos por acá. Porque como el PT viene ganando en todos lados, quieren sacarlos como sea. En Argentina también sucede, quieren impulsar cualquier candidato que nuclee el antikirchnerismo.
–¿En definitiva, constituye una polarización?
–“Sí, porque dividen el país, como en Argentina entre kirchnerismo y antikirchnerismo, allá entre PT y anti PT. Que es lo que les conviene, porque por distintas razones puede haber desgastes de los que están en el gobierno, pero no se tratan los temas centrales, que es la naturaleza de un gobierno y del otro, sobre todo en Brasil, donde es el país más desigual del continente más desigual, no se analiza lo que se ha hecho. La razón fundamental de este es la democratización social de este gobierno, el que va por el nordeste no cree lo que está sucediendo, es impresionante. Si Dilma siempre tuvo más del 70% allí, no es por una máquina estatal, no, no es eso, son políticas sociales.
–¿Como cuáles?
–Como las más de 20 universidades creadas por el PT, que cabe recordar que Cardoso no hizo ni una, incluso firmó un acuerdo con el Fondo Monetario, de los tres que firmó, que incluía el compromiso de no crear escuelas técnicas, ¡qué más distancia con la gente que comprometerse a no gastar dinero en la preparación de jóvenes pobres, una cosa de ese tamaño! Entonces no construyó ni una Universidad, él, que tiene varios diplomas, y el otro es un mero tornero mecánico, que perdió un dedo como obrero… Y ahora el nordeste es la segunda región en cantidad de alumnos universitarios y de las 5 universidades que se crearon, están fuera de las capitales, sino en el centro de los estados, en zonas rurales, entonces esa es una razón fundamental de la victoria, del apoyo. Una región menos influenciada por los medios de comunicación, sean porque no llegan, sea porque digan lo que digan la vida de ellos cambió. Un pobre de grandes ciudades se deja influenciar por los medios, eso explica la victoria por un margen tan chico, de tres millones
–¿Y cómo influencian los medios?
–Lograron la polarización que ellos pretendían, PT – Anti PT, con dos elementos que son iguales en la estrategia de la derecha; primero, terrorismo económico, no sólo multiplicar los problemas que existen de alguna manera, como en Brasil que con 6% de inflación al año, un cliché que se instaló fue “descontrol inflacionario”, cuando Cardoso entregó con 12,5, eso está en el límite que siempre se propuso el gobierno, pero reiterando siempre en su programas, como aquí, un periodista que va a las góndolas diciendo “¿El tomate está más caro o más barato que la semana pasada?”, esa cosa reiterada. Un terrorismo económico que tiene un efecto material porque termina influenciando subjetivamente a la gente. Y la otra es la denuncia de corrupción; se tiende a caracterizar que la fuente de la corrupción es el Estado, quien llega al Estado se corrompe, no hay corrupción en las corporaciones privadas, afirmación que hacen ONG, como Transparencia Internacional, que todos los años hace pública la lista de los gobiernos más corruptos del mundo, que tiene la cobardía de poner al Estado de Haíti en el penúltimo lugar, pero ninguna corporación privada corrupta. Así son estas ONG que conviven muy bien con las corporaciones pero descalifican al Estado.
–¿La política monetaria es como un clonazepan para el crecimiento?
–Sobre el monetarismo, creo que se hace bien en mantener el tema del equilibrio fiscal. Van a Bolivia y quedan escandalizados con la política monetaria de allí. Porque saben que si la inflación se descontrola es un daño a los trabajadores a nivel de salarios y se pierde bases populares. Digo el eje central no es el equilibrio monetario, es el ajuste fiscal, son las políticas sociales. Si las sacrificasen en función del equilibrio monetario ahí podríamos hablar de monetarismo. Pero aprendimos que el tema del ajuste fiscal de las cuentas públicas y el control de la inflación es un tema de la izquierda. Tiene que ser, porque sino la dejamos como regalo. Por eso, nos generó un daño enorme en los años ochenta y noventa porque subestimamos ese tema. La inflación es un impuesto a los pobres, yo me aguanto porque tengo caja de ahorro y el empresario gana, pero si hay un desequilibrio, hay que buscarlo y combatirlo, no porque es un tema central, sino que es un tema de política social también, si no todo lo que está ganando por un lado lo esta perdiendo por el lado de la inflación”.
–¿Dónde colocaría el problema?
–Existe desde hace décadas una crisis fiscal del Estado, que no dispone de los recursos para hacer las inversiones en infraestructuras que son necesarias. Esto plantea un problema serio, porque se desarrollan acuerdos público-privados, con estrategias que buscan llamar al sector privado, etc; lo que es un desafío difícil de resolver, pero está claro que si no se hace eso, se va a sacar plata de educación o salud. Por eso, creo que en el tema de la Reforma Tributaria es un punto donde estamos muy mal. No sólo objetivamente mal, sino ideológicamente mal. Cualquier propuesta que se haga es inmediatamente derrotada, por la derecha, porque quiere pagar siempre menos impuestos, no importa para quien va o a qué va. En Brasil, las tres veces que el PT planteó la reforma tributaria, siempre salió derrotado, porque no preparó ideológicamente a la sociedad. Porque todas las propuestas que se hicieron son muy justas, pero la derecha logra congregar a la gente para que esté en contra.
–En materia de política internacional, ¿Dilma mantuvo el rol que logró Lula?
–No, lamentablemente bajó el perfil y eso no es bueno. Creo que es necesario hacer un balance regional. Finalmente, luego de un año y medio, ya hay un nuevo secretario general de Unasur, Ernesto Samper; quizá no es el mejor de los secretarios, pero es mejor tener uno que ninguno. Ahora bien, mientras los partidos no hagan un balance, quizás el intelectual tenga un rol en ese sentido. Creo que son parecidos los problemas que enfrentamos los países de la región.
–¿Cuáles son los desafíos para el nuevo gobierno de Dilma?
– Es difícil resumirlos, pero como síntesis creo que los principales desafíos son: quebrar la hegemonía del capital financiero, democratizar los medios de comunicación y hacer una reforma política que termine el financiamiento privado de las campañas electorales, este es un tema esencial, porque en el congreso hay un gran lobby del agronegocio y poquísimos representantes de los trabajadores rurales. También hay otros como elección por partidos y no personalizadas, cuotas para mujeres o afrodescendientes, etc. Básicamente esa es la propuesta del gobierno del PT. Que el PMDB (Partido Movimiento Democrático Brasileño) resiste porque vive de los lobbys. Así, mientras el gobierno propone una consulta popular, ellos impulsan un referéndum, que en definitiva significa que ellos hacen la ley y si se la rechaza, los derrotamos, queda todo como está. Es una dificultad, porque si bien el PMDB no se fortaleció, tiene ahora que aliarse a la derecha.
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