Dilma, celestina entre el Mercosur y la UE
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Dilma, celestina entre el Mercosur y la UE
Año 7. Edición número 302. Domingo 02 de Marzo de 2014
Por
Ricardo Romero. Politólogo UBA/Unsam
Cumbre Brasil-UE. “Tras la reorientación de Brasil hacia el Sur provocó la apuesta de la UE a esta alianza estratégica.”
A principios de la semana pasada, la presidenta Dilma Rousseff participó en Bruselas de la VIIº Cumbre Brasil-Unión Europea, un espacio constituido en 2007, cuando en una cumbre europea en Lisboa se firmó esta alianza estratégica. La propuesta impulsada por José Manuel Durão Barroso, presidente de la Comisión Europea, buscaba recomponer una relación con el principal país sudamericano ante la retracción del vínculo.
Es que el presidente Ignacio Lula Da Silva (2003-2010) marcó una reorientación de las relaciones internacionales de Brasil, rompiendo con ese mito que dice que existe una “política de estado” en materia diplomática y que la conduce Itamaraty. El ex mandatario tomó un fuerte protagonismo en las acciones de política exterior brasileña, asumiendo él mismo la responsabilidad de su ejecución, de hecho se calcula que estuvo 385 días en el extranjero, más de un año de sus ocho de mandato.
Básicamente, Lula buscó ampliar la capacidad de negociación internacional de Brasil a través de la multilateralización del sistema internacional, esencialmente mediante la cooperación Sur-Sur alineándose con otras potencias emergentes latinoamericanas, africanas, asiáticas y del medio oriente, línea que se mantiene en el gobierno de Dilma Rousseff.
Esta activa política exterior permitió a Brasil tener un importante rol en los organismos multilaterales como en el G-20, donde lideró las negociaciones en la Ronda de Doha, y participa en el nuevo diseño de la arquitectura financiera global, propiciando reformas en la ONU (Organización de Naciones Unidos), el FMI (Fondo Monetario Internacional) y el BM (Banco Mundial). A su vez, potencia espacios como el Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), además de consolidar regionalmente a América latina en sus anillos estratégicos: Mercosur (Mercado Común del Sur), Unasur (Unión de Naciones del Sur), Celac (Comunidad Económica de Latinoamérica y el Caribe).
Como consecuencia de esta reorientación, la Unión Europea perdió el peso importante que tenía en la política exterior brasileña, que desde la segunda posguerra se había convertido en un espacio alternativo para compensar el poder de los Estados Unidos. Ante esta situación, la UE comprendió la necesidad de establecer una alianza estratégica con Brasil ante el cambio creciente del sistema internacional, al igual que lo viene haciendo con otros países emergentes, como ser China, India Japón, México, Rusia, Sudáfrica, Corea del Sur y Estados Unidos.
Al hacer una alianza estratégica con Brasil, es el primer país sudamericano que recibe ese trato especial de la organización regional europea, reconoce el peso internacional del mismo, al ponerlo en pie de igualdad con los países del Brics, que gozan también de ese acuerdo. A su vez, constituye una punta de iceberg para la UE en su relación con América latina, y especialmente con el Mercosur, que espira a profundizar acuerdos.
Es que ambas regiones tienen posturas similares en prioridades de acción política, como la lucha contra la pobreza y el cambio climático, por lo que avanzar en compromisos representa un desafío estratégico los países europeos. Para la Unión Europea la cooperación con Brasil resulta esencial, al considerarlo como una potencia económica mundial.
Es que el presidente Ignacio Lula Da Silva (2003-2010) marcó una reorientación de las relaciones internacionales de Brasil, rompiendo con ese mito que dice que existe una “política de estado” en materia diplomática y que la conduce Itamaraty. El ex mandatario tomó un fuerte protagonismo en las acciones de política exterior brasileña, asumiendo él mismo la responsabilidad de su ejecución, de hecho se calcula que estuvo 385 días en el extranjero, más de un año de sus ocho de mandato.
Básicamente, Lula buscó ampliar la capacidad de negociación internacional de Brasil a través de la multilateralización del sistema internacional, esencialmente mediante la cooperación Sur-Sur alineándose con otras potencias emergentes latinoamericanas, africanas, asiáticas y del medio oriente, línea que se mantiene en el gobierno de Dilma Rousseff.
Esta activa política exterior permitió a Brasil tener un importante rol en los organismos multilaterales como en el G-20, donde lideró las negociaciones en la Ronda de Doha, y participa en el nuevo diseño de la arquitectura financiera global, propiciando reformas en la ONU (Organización de Naciones Unidos), el FMI (Fondo Monetario Internacional) y el BM (Banco Mundial). A su vez, potencia espacios como el Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), además de consolidar regionalmente a América latina en sus anillos estratégicos: Mercosur (Mercado Común del Sur), Unasur (Unión de Naciones del Sur), Celac (Comunidad Económica de Latinoamérica y el Caribe).
Como consecuencia de esta reorientación, la Unión Europea perdió el peso importante que tenía en la política exterior brasileña, que desde la segunda posguerra se había convertido en un espacio alternativo para compensar el poder de los Estados Unidos. Ante esta situación, la UE comprendió la necesidad de establecer una alianza estratégica con Brasil ante el cambio creciente del sistema internacional, al igual que lo viene haciendo con otros países emergentes, como ser China, India Japón, México, Rusia, Sudáfrica, Corea del Sur y Estados Unidos.
Al hacer una alianza estratégica con Brasil, es el primer país sudamericano que recibe ese trato especial de la organización regional europea, reconoce el peso internacional del mismo, al ponerlo en pie de igualdad con los países del Brics, que gozan también de ese acuerdo. A su vez, constituye una punta de iceberg para la UE en su relación con América latina, y especialmente con el Mercosur, que espira a profundizar acuerdos.
Es que ambas regiones tienen posturas similares en prioridades de acción política, como la lucha contra la pobreza y el cambio climático, por lo que avanzar en compromisos representa un desafío estratégico los países europeos. Para la Unión Europea la cooperación con Brasil resulta esencial, al considerarlo como una potencia económica mundial.
Un actor global. Es claro que Brasil avanza en sus pretensiones de ser un “actor global” y es acompañado por la Unión Europea en sus acciones en el campo de los derechos humanos y la defensa del desarrollo social (principalmente contra el proteccionismo y el hambre mundial). Incluso en el objetivo tendiente a realizar una reforma de la ONU, Alemania participa del llamado G4 junto a India y Japón para lograr un asiento en el Consejo de Seguridad.
Durante primera cumbre de la alianza estratégica entre Brasil y la Unión Europea, ambas partes se comprometieron a tener un rol activo en el escenario internacional, profundizando las acciones en ámbitos de seguridad, desarrollo sostenible, cooperación internacional, investigación y nuevas tecnologías, migraciones, educación y cultura. Y ya en la Vº Cumbre Brasil-UE se firmó un acuerdo que delimitó un Plan de Acción 2012-2015.
En esta VIIº Cumbre Brasil-UE, ambas partes convergen en contrapesar el poder de los Estados Unidos; un dato fuerte fue el acuerdo al que arribaron para la construcción de una fibra óptica submarina entre Lisboa y Fortaleza para reducir la dependencia en las conexiones con Estados Unidos, poniendo énfasis en los escándalos de espionaje realizados por parte de ese país. Es un proyecto de unos 185 millones de dólares que permitirá garantizar la protección de información al tráfico en la red, con un blindaje al espionaje en internet que realiza la vigilancia estadounidense.
Al respecto, Dilma Rousseff sostuvo en una conferencia de prensa conjunta con los presidentes de la Comisión Europea, José Manuel Barros, y del Consejo Europeo Herman Van Rompuy: “Tenemos que respetar la privacidad, los derechos humanos y la soberanía de las naciones. No queremos que se espíe a las empresas”. A su vez, la mandataria destacó que la UE enviará una delegación de alto nivel a la conferencia multisectorial que se realizará en abril en San Pablo, que tiene como temario la gobernanza en internet, que “garantice la seguridad y proteja la libertad de expresión”, afirmó Rousseff.
Un tema controversial que tuvo la cumbre estuvo centrado en la Zona Franca de Manaos, donde la Unión Europea reclama por los incentivos dados a las empresas radicadas allí, sosteniendo que afecta la comercialización de productos extranjeros. Al respecto, Dilma Rousseff defendió los beneficios concedidos y afirmó haber quedado sorprendida por la respuesta de Europa en la OMC (Organización Mundial de Comercio) sobre programas que son esenciales para el desarrollo sustentable de la economía brasileña, especialmente en la región de Manaos.
La mandataria afirmó en su columna “Conversando con la Presidenta” que es legítimo el régimen tributario que funciona en la zona franca: “El objetivo del Estado brasileño fue crear una zona de producción de electrónicos que hoy tienen niveles bajísimos de emisión de gases del efecto invernadero. Es el mejor ejemplo de que es posible crecer económicamente, incluir socialmente, preservar y proteger nuestras florestas. La zona franca de Manaos ha generado empleo, renta y ayudó al desarrollo económico y social de la región”.
En tanto que la cumbre marcó un paso importante en propiciar el avance en un acuerdo de la UE con el Mercosur. Dilma Rousseff sostuvo que “la relación con la UE es fundamental” y que quiere “ampliarla”, y en tal sentido afirmó: “Nunca vi tan cerca la posibilidad de alcanzar un acuerdo –entre la UE y el Mercosur”. Esto parecería propiciar el avance de una negociación que comenzó en año 2000 pero estuvo prácticamente paralizada entre 2004 y 2010, durante la gestión Lula.
Se espera que el próximo 21 de marzo, cuando ambas partes tengan una reunión técnica para realizar un análisis de las oferta de intercambio entre los bloques comerciales, donde los cuatro países fundadores del Mercosur –Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay (Venezuela no presentará porque aún está en etapa de adaptación)– presentaran una oferta conjunta.
Si bien la presentación y avance de acuerdos sería un paso importante para la Unión Europea en su estrategia de articular una relación regional con América latina, existen trabas complejas como las planteadas por Argentina de sus exportaciones al mercado europeo por las restricciones proteccionistas y no estaría dispuesta a abrirse fácilmente a las importaciones europeas.
Igualmente, la Unión Europea tendría un as en la manga, que buscaría reforzar bilateralmente el comercio con Brasil, que si bien perdió su condición de principal socio comercial a manos de China (25,8%) frente al 23,1%, sigue siendo vínculo prioritario, que incrementó su intercambio comercial de unos 15 mil millones de dólares en 2002 a más de 50 mil millones de dólares en 2011, y si bien tuvo un déficit comercial acumulado de 14 mil millones de dólares en ese período, el último año recuperó un superávit a favor y por eso la UE seduce a Brasil a reforzar la alianza.
Durante primera cumbre de la alianza estratégica entre Brasil y la Unión Europea, ambas partes se comprometieron a tener un rol activo en el escenario internacional, profundizando las acciones en ámbitos de seguridad, desarrollo sostenible, cooperación internacional, investigación y nuevas tecnologías, migraciones, educación y cultura. Y ya en la Vº Cumbre Brasil-UE se firmó un acuerdo que delimitó un Plan de Acción 2012-2015.
En esta VIIº Cumbre Brasil-UE, ambas partes convergen en contrapesar el poder de los Estados Unidos; un dato fuerte fue el acuerdo al que arribaron para la construcción de una fibra óptica submarina entre Lisboa y Fortaleza para reducir la dependencia en las conexiones con Estados Unidos, poniendo énfasis en los escándalos de espionaje realizados por parte de ese país. Es un proyecto de unos 185 millones de dólares que permitirá garantizar la protección de información al tráfico en la red, con un blindaje al espionaje en internet que realiza la vigilancia estadounidense.
Al respecto, Dilma Rousseff sostuvo en una conferencia de prensa conjunta con los presidentes de la Comisión Europea, José Manuel Barros, y del Consejo Europeo Herman Van Rompuy: “Tenemos que respetar la privacidad, los derechos humanos y la soberanía de las naciones. No queremos que se espíe a las empresas”. A su vez, la mandataria destacó que la UE enviará una delegación de alto nivel a la conferencia multisectorial que se realizará en abril en San Pablo, que tiene como temario la gobernanza en internet, que “garantice la seguridad y proteja la libertad de expresión”, afirmó Rousseff.
Un tema controversial que tuvo la cumbre estuvo centrado en la Zona Franca de Manaos, donde la Unión Europea reclama por los incentivos dados a las empresas radicadas allí, sosteniendo que afecta la comercialización de productos extranjeros. Al respecto, Dilma Rousseff defendió los beneficios concedidos y afirmó haber quedado sorprendida por la respuesta de Europa en la OMC (Organización Mundial de Comercio) sobre programas que son esenciales para el desarrollo sustentable de la economía brasileña, especialmente en la región de Manaos.
La mandataria afirmó en su columna “Conversando con la Presidenta” que es legítimo el régimen tributario que funciona en la zona franca: “El objetivo del Estado brasileño fue crear una zona de producción de electrónicos que hoy tienen niveles bajísimos de emisión de gases del efecto invernadero. Es el mejor ejemplo de que es posible crecer económicamente, incluir socialmente, preservar y proteger nuestras florestas. La zona franca de Manaos ha generado empleo, renta y ayudó al desarrollo económico y social de la región”.
En tanto que la cumbre marcó un paso importante en propiciar el avance en un acuerdo de la UE con el Mercosur. Dilma Rousseff sostuvo que “la relación con la UE es fundamental” y que quiere “ampliarla”, y en tal sentido afirmó: “Nunca vi tan cerca la posibilidad de alcanzar un acuerdo –entre la UE y el Mercosur”. Esto parecería propiciar el avance de una negociación que comenzó en año 2000 pero estuvo prácticamente paralizada entre 2004 y 2010, durante la gestión Lula.
Se espera que el próximo 21 de marzo, cuando ambas partes tengan una reunión técnica para realizar un análisis de las oferta de intercambio entre los bloques comerciales, donde los cuatro países fundadores del Mercosur –Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay (Venezuela no presentará porque aún está en etapa de adaptación)– presentaran una oferta conjunta.
Si bien la presentación y avance de acuerdos sería un paso importante para la Unión Europea en su estrategia de articular una relación regional con América latina, existen trabas complejas como las planteadas por Argentina de sus exportaciones al mercado europeo por las restricciones proteccionistas y no estaría dispuesta a abrirse fácilmente a las importaciones europeas.
Igualmente, la Unión Europea tendría un as en la manga, que buscaría reforzar bilateralmente el comercio con Brasil, que si bien perdió su condición de principal socio comercial a manos de China (25,8%) frente al 23,1%, sigue siendo vínculo prioritario, que incrementó su intercambio comercial de unos 15 mil millones de dólares en 2002 a más de 50 mil millones de dólares en 2011, y si bien tuvo un déficit comercial acumulado de 14 mil millones de dólares en ese período, el último año recuperó un superávit a favor y por eso la UE seduce a Brasil a reforzar la alianza.
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