El FMLN busca consolidar su gobierno
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El FMLN busca consolidar su gobierno
Año 7. Edición número 299. Domingo 9 de Febrero de 2014
Con las elecciones en El Salvador y Costa Rica, comenzó a moverse el tablero político latinoamericano. A estas primeras contiendas, se les sumarán las de Panamá (4 de mayo), Colombia (25 de mayo), Brasil (5 de octubre), Uruguay (26 de octubre) y, cerrando, Bolivia en diciembre. Todo un proceso que tiende a fortalecer un americanismo contrapuesto al panamericanismo estadounidense en la región.
Estas primeras elecciones se desarrollaron en calma, a pesar de los pronósticos que indicaban posibles actos de violencia en El Salvador, sin embargo allí primaron los acuerdos de paz, al igual que en Costa Rica, donde la derecha reivindica el aire de “mano dura” del gobierno, que supuestamente garantiza un clima de “seguridad”.
Lo cierto es que las urnas arrojaron un resultado que puede analizarse desde varias miradas cruzadas para ambos países. Como dato objetivo, en los dos habrá segunda vuelta. En El Salvador serán el 9 de marzo próximo, donde confrontarán Salvador Sánchez Cerén, candidato del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN), y Norman Quijano, de la opositora Alianza Republicana Nacionalista (Arena). En tanto que en Costa Rica, la segunda vuelta será el 9 de abril, donde Luis Guillermo Solís del Partido de Acción Ciudadana (PAC) le disputará la presidencia al oficialista de derecha Johnny Araya, del Partido Liberación Nacional (PLN).
Algunos centros de estudios son pesimistas sobre lo que ocurrirá en las dos elecciones centroamericanas, como el “Programa de América Latina del Wilson Center”, que según su directora, Cynthia Arnson, más allá de quien resulte ganador, sostiene que: “Ninguna solución de largo plazo a los muchos retos de los países será posible sin el fomento del crecimiento y la inclusión social”. En tanto que la Sociedad de las América –Consejo de las Américas– afirmó que las principales preocupaciones de los electores son el crimen, el empleo y las finanzas. Sin embargo, las elecciones merecen un análisis más profundo, que no se reduzca al balance electoral o de preferencias, sino que indague sobre sus implicancias.
Abordando la tarea, podemos comenzar con El Salvador, donde los resultados de las elecciones confirman que se va consolidando un bipartidismo formado por el FMLN y la Arena. Esta tendencia se observó en las elecciones legislativas de marzo de 2013, donde la Arena ganó 33 de los 84 escaños del Parlamento salvadoreño, en tanto que el FMLN se quedó con 31. Cabe destacar, que Arena gobernó el país por 20 años y fue destronada en las elecciones presidenciales de 2009 por el FMLN.
En esta oportunidad, con su candidato Salvador Sánchez Cerén, el FMLN logró obtener el 48,96% de los votos, un millón trescientos mil aproximadamente, mientras que el postulante de la derecha Arena, Norman Quijano, sumó el 38,96%, con cerca de un millón de votos, quedando a 300.000 de su adversario, y se estima que Sánchez Cerén sólo debe lograr 30 mil votos más para lograr la presidencia. Este escenario, dejó un reducido espacio político, acaparado por una fuerza, el Movimiento de Unidad (MU) que obtuvo con su candidato, el ex presidente Antonio Saca, el 11,40%, unos 300 mil votos, y el resto de las organizaciones, el Partido Salvadoreño Progresista (PSP) con René Rodríguez y la Fraternidad Patriótica Salvadoreño (FPS) con Oscar Lemus, que recogieron menos del 1%.
En tal sentido, al descontarse que el PSP y la FPS apoyarán a Quijano por su cercanía ideológica, porque ambos son de derecha férrea, la apuesta fuerte de Sánchez Cerén es lograr el apoyo de esos preciados 300 mil sufragios de Antonio Saca del MU, que ya anunció su neutralidad en la segunda vuelta. Más allá de eso, en sus primeras declaraciones, Sánchez Cerén se mostró confiado, felicitando a los salvadoreños por marcar un hito histórico en el país, instándolos a trabajar de cara a asegurar una victoria en la segunda vuelta. “Estoy seguro de que ganaremos por una diferencia de más de 10 puntos. Nos dieron el triunfo en la primera vuelta y estamos seguros de que en la segunda vuelta van a ser más de diez puntos”, sentenció Sánchez Cerén de cara a la próxima etapa.
Y realmente será un hito histórico, porque Salvador Sánchez Cerén es el legendario comandante Leonel que, en los tiempos en el que FMLN era una guerrilla, fue uno de los que encararon los acuerdos de paz que permitieron poner fin a un conflicto armado de más de una década (1980-1992). Este maestro de escuela, que se unió a las Fuerzas Populares de Liberación durante los años setenta (que luego convergería en el FMLN con otras cinco organizaciones y concluida la guerra civil se constituiría como partido) fue diputado por varios mandatos y desde 2009 acompaña a Mauricio Funes como vicepresidente, está a pasos de convertirse en presidente de El Salvador el 9 de marzo.
Tal como comentó Jorge Kreyness a Miradas al Sur, quien es miembro del Foro de San Pablo por el Partido Comunista de Argentina y un experto sobre política latinoamericana, “si bien en El Salvador por pocos votos no salió electo en primera vuelta el histórico comandante Leonel, de la guerrilla salvadoreña, logra la derrota por más de diez puntos de la Arena, fuerza política que propició el asesinato de monseñor Romero en 1980, como antesala de la guerra civil”. A su vez, Kreyness agregó: “Además, es un hecho significativo, porque el FMNL, encabezado en ese momento por Schafik Handal, fue uno de los cinco partidos que ante la Caída del Muro de Berlín firmó un documento donde se reivindicaba el camino socialista y además es miembro fundador del Foro de San Pablo”.
Por otra parte, Valter Pomar, dirigente del Partido dos Trabalhadores, doctor en Historia por la Universidad de San Pablo y ex secretario general del Foro de San Pablo, aporta su visión a Miradas al Sur, comentando que “la victoria del FMLN en la segunda vuelta es fundamental por tres motivos. Primero, para que el pueblo de El Salvador viva mejor. Segundo, porque hasta ahora la derecha no consiguió recuperar, por el voto, ninguno de los gobiernos conquistados desde 1998 (en Honduras y Paraguay ellos primero dieron un golpe). Tercero, porque América Central es una región donde los Estados Unidos poseen una inmensa influencia y un período más de gobierno del FMLN nos ayudará a contraponer esa influencia”.
En tanto, Mario Toer, profesor consulto en Política Latinoamericana de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, sostuvo a Miradas al Sur: “La victoria del FMNL, prácticamente asegurada en segunda vuelta, expresa una consolidación programática del frente, que en las elecciones pasadas tuvo que llevar un candidato independiente y ahora puede consolidar a un miembro del partido en el gobierno”. Cabe recordar que en 2009, optó por un candidato extrapartidario, Mauricio Funes, un periodista de televisión, que con un discurso de centro logró el apoyo de sectores medios, rompiendo la hegemonía de Arena, que gobernó prácticamente todo el siglo XX.
Estas primeras elecciones se desarrollaron en calma, a pesar de los pronósticos que indicaban posibles actos de violencia en El Salvador, sin embargo allí primaron los acuerdos de paz, al igual que en Costa Rica, donde la derecha reivindica el aire de “mano dura” del gobierno, que supuestamente garantiza un clima de “seguridad”.
Lo cierto es que las urnas arrojaron un resultado que puede analizarse desde varias miradas cruzadas para ambos países. Como dato objetivo, en los dos habrá segunda vuelta. En El Salvador serán el 9 de marzo próximo, donde confrontarán Salvador Sánchez Cerén, candidato del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN), y Norman Quijano, de la opositora Alianza Republicana Nacionalista (Arena). En tanto que en Costa Rica, la segunda vuelta será el 9 de abril, donde Luis Guillermo Solís del Partido de Acción Ciudadana (PAC) le disputará la presidencia al oficialista de derecha Johnny Araya, del Partido Liberación Nacional (PLN).
Algunos centros de estudios son pesimistas sobre lo que ocurrirá en las dos elecciones centroamericanas, como el “Programa de América Latina del Wilson Center”, que según su directora, Cynthia Arnson, más allá de quien resulte ganador, sostiene que: “Ninguna solución de largo plazo a los muchos retos de los países será posible sin el fomento del crecimiento y la inclusión social”. En tanto que la Sociedad de las América –Consejo de las Américas– afirmó que las principales preocupaciones de los electores son el crimen, el empleo y las finanzas. Sin embargo, las elecciones merecen un análisis más profundo, que no se reduzca al balance electoral o de preferencias, sino que indague sobre sus implicancias.
Abordando la tarea, podemos comenzar con El Salvador, donde los resultados de las elecciones confirman que se va consolidando un bipartidismo formado por el FMLN y la Arena. Esta tendencia se observó en las elecciones legislativas de marzo de 2013, donde la Arena ganó 33 de los 84 escaños del Parlamento salvadoreño, en tanto que el FMLN se quedó con 31. Cabe destacar, que Arena gobernó el país por 20 años y fue destronada en las elecciones presidenciales de 2009 por el FMLN.
En esta oportunidad, con su candidato Salvador Sánchez Cerén, el FMLN logró obtener el 48,96% de los votos, un millón trescientos mil aproximadamente, mientras que el postulante de la derecha Arena, Norman Quijano, sumó el 38,96%, con cerca de un millón de votos, quedando a 300.000 de su adversario, y se estima que Sánchez Cerén sólo debe lograr 30 mil votos más para lograr la presidencia. Este escenario, dejó un reducido espacio político, acaparado por una fuerza, el Movimiento de Unidad (MU) que obtuvo con su candidato, el ex presidente Antonio Saca, el 11,40%, unos 300 mil votos, y el resto de las organizaciones, el Partido Salvadoreño Progresista (PSP) con René Rodríguez y la Fraternidad Patriótica Salvadoreño (FPS) con Oscar Lemus, que recogieron menos del 1%.
En tal sentido, al descontarse que el PSP y la FPS apoyarán a Quijano por su cercanía ideológica, porque ambos son de derecha férrea, la apuesta fuerte de Sánchez Cerén es lograr el apoyo de esos preciados 300 mil sufragios de Antonio Saca del MU, que ya anunció su neutralidad en la segunda vuelta. Más allá de eso, en sus primeras declaraciones, Sánchez Cerén se mostró confiado, felicitando a los salvadoreños por marcar un hito histórico en el país, instándolos a trabajar de cara a asegurar una victoria en la segunda vuelta. “Estoy seguro de que ganaremos por una diferencia de más de 10 puntos. Nos dieron el triunfo en la primera vuelta y estamos seguros de que en la segunda vuelta van a ser más de diez puntos”, sentenció Sánchez Cerén de cara a la próxima etapa.
Y realmente será un hito histórico, porque Salvador Sánchez Cerén es el legendario comandante Leonel que, en los tiempos en el que FMLN era una guerrilla, fue uno de los que encararon los acuerdos de paz que permitieron poner fin a un conflicto armado de más de una década (1980-1992). Este maestro de escuela, que se unió a las Fuerzas Populares de Liberación durante los años setenta (que luego convergería en el FMLN con otras cinco organizaciones y concluida la guerra civil se constituiría como partido) fue diputado por varios mandatos y desde 2009 acompaña a Mauricio Funes como vicepresidente, está a pasos de convertirse en presidente de El Salvador el 9 de marzo.
Tal como comentó Jorge Kreyness a Miradas al Sur, quien es miembro del Foro de San Pablo por el Partido Comunista de Argentina y un experto sobre política latinoamericana, “si bien en El Salvador por pocos votos no salió electo en primera vuelta el histórico comandante Leonel, de la guerrilla salvadoreña, logra la derrota por más de diez puntos de la Arena, fuerza política que propició el asesinato de monseñor Romero en 1980, como antesala de la guerra civil”. A su vez, Kreyness agregó: “Además, es un hecho significativo, porque el FMNL, encabezado en ese momento por Schafik Handal, fue uno de los cinco partidos que ante la Caída del Muro de Berlín firmó un documento donde se reivindicaba el camino socialista y además es miembro fundador del Foro de San Pablo”.
Por otra parte, Valter Pomar, dirigente del Partido dos Trabalhadores, doctor en Historia por la Universidad de San Pablo y ex secretario general del Foro de San Pablo, aporta su visión a Miradas al Sur, comentando que “la victoria del FMLN en la segunda vuelta es fundamental por tres motivos. Primero, para que el pueblo de El Salvador viva mejor. Segundo, porque hasta ahora la derecha no consiguió recuperar, por el voto, ninguno de los gobiernos conquistados desde 1998 (en Honduras y Paraguay ellos primero dieron un golpe). Tercero, porque América Central es una región donde los Estados Unidos poseen una inmensa influencia y un período más de gobierno del FMLN nos ayudará a contraponer esa influencia”.
En tanto, Mario Toer, profesor consulto en Política Latinoamericana de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, sostuvo a Miradas al Sur: “La victoria del FMNL, prácticamente asegurada en segunda vuelta, expresa una consolidación programática del frente, que en las elecciones pasadas tuvo que llevar un candidato independiente y ahora puede consolidar a un miembro del partido en el gobierno”. Cabe recordar que en 2009, optó por un candidato extrapartidario, Mauricio Funes, un periodista de televisión, que con un discurso de centro logró el apoyo de sectores medios, rompiendo la hegemonía de Arena, que gobernó prácticamente todo el siglo XX.
Las maras. Sin embargo, el “comandante Leonel González”, que hace 22 años bajó de las montañas para suscribir ese Acuerdo de Paz con el gobierno, logrando poner fin a una cruenta guerra civil que dejó como saldo 75.000 muertos, ahora, con su nombre verdadero, Salvador Sánchez Cerén, tendrá el desafío de enfrentar otro tipo de violencia que azota a El Salvador, el accionar de las pandillas, que por el control de territorios se matan entre ellas. De hecho, el actual presidente Mauricio Funes contrapuso a la política de “mano dura” impulsada por la derecha, la práctica del acuerdo, a fin de lograr una reducción de la violencia. Precisamente, en febrero de 2012, las principales pandillas de El Salvador, la “Mara Salvatrucha” y “Barrio 18” firmaron un pacto de paz entre ambas y establecieron una tregua, para evitar seguir matándose entre ellos o asesinar a terceros.
A pesar de las críticas que las autoridades tuvieron por propiciar este acuerdo, la tendencia de muertos y desaparecidos que iba en aumento presentó una reducción de 14 a 5 diarios después de la tregua. No obstante, el derechista Norman Quijano reafirma su propuesta de enfrentar con firmeza a las pandillas y reforzar los sistemas de represión. En tanto que Salvador Sánchez Cerén impulsa ampliar los programas sociales, entendiendo que esto logra la integración y la pacificación ante los problemas de seguridad en el país.
En lo que se refiere a planes sociales, el gobierno de Funes se caracterizó por replicar varios programas inspirados en el PT, debido a que su compañera, Wanda Pignado, es brasileña y está vinculada al partido de Lula. Cabe destacar que propició el aumento de partidas presupuestarias en educación, que pasó del 2,8% al 3,45% del PBI, y en salud, que subió del 1,7% al 2,4%. Un punto a resaltar es la fuerte reducción del analfabetismo, a partir del Programa Nacional de Alfabetización, que fue impulsado durante la gestión del mismo Salvador Sánchez Cerén cuando ocupó la cartera de Educación a principios del mandato de Funes.
También queda como desafío enfrentar la reducción de la pobreza y la fuerte dependencia de remesas del exterior. El Salvador presenta aún un 34,5% de población que vive debajo de la línea de pobreza, según Naciones Unidas, y un 60% de las viviendas carece de las instalaciones básicas. Punto bastante complejo en un panorama económico desfavorable, porque el país no logra superar una media de crecimiento del 2% desde el año 2000, algo que se agudizó desde la crisis económica mundial donde registró sólo un crecimiento del 1,4% en 2011. Además, tanto la guerra civil como el azote de las pandillas provocaron una fuerte corriente migratoria hacia los Estados Unidos, unos 2,5 millones, más un tercio de los residentes en El Salvador, que esta vez tuvieron la oportunidad de votar, sin embargo, sólo se registraron 10.000 electores para hacerlo, pero que serán decisivos en las futuras elecciones. Los mismos actualmente remiten una considerable suma de divisas al país, que fuentes del gobierno estiman que en 2013 alcanzó unos 3.000 millones de dólares, llegando a una media de 300 millones por mes, según indica el Banco Central de Reserva, representando el 16% del PBI salvadoreño al año, lo que implica una considerable dependencia de una economía dolarizada.
A pesar de las críticas que las autoridades tuvieron por propiciar este acuerdo, la tendencia de muertos y desaparecidos que iba en aumento presentó una reducción de 14 a 5 diarios después de la tregua. No obstante, el derechista Norman Quijano reafirma su propuesta de enfrentar con firmeza a las pandillas y reforzar los sistemas de represión. En tanto que Salvador Sánchez Cerén impulsa ampliar los programas sociales, entendiendo que esto logra la integración y la pacificación ante los problemas de seguridad en el país.
En lo que se refiere a planes sociales, el gobierno de Funes se caracterizó por replicar varios programas inspirados en el PT, debido a que su compañera, Wanda Pignado, es brasileña y está vinculada al partido de Lula. Cabe destacar que propició el aumento de partidas presupuestarias en educación, que pasó del 2,8% al 3,45% del PBI, y en salud, que subió del 1,7% al 2,4%. Un punto a resaltar es la fuerte reducción del analfabetismo, a partir del Programa Nacional de Alfabetización, que fue impulsado durante la gestión del mismo Salvador Sánchez Cerén cuando ocupó la cartera de Educación a principios del mandato de Funes.
También queda como desafío enfrentar la reducción de la pobreza y la fuerte dependencia de remesas del exterior. El Salvador presenta aún un 34,5% de población que vive debajo de la línea de pobreza, según Naciones Unidas, y un 60% de las viviendas carece de las instalaciones básicas. Punto bastante complejo en un panorama económico desfavorable, porque el país no logra superar una media de crecimiento del 2% desde el año 2000, algo que se agudizó desde la crisis económica mundial donde registró sólo un crecimiento del 1,4% en 2011. Además, tanto la guerra civil como el azote de las pandillas provocaron una fuerte corriente migratoria hacia los Estados Unidos, unos 2,5 millones, más un tercio de los residentes en El Salvador, que esta vez tuvieron la oportunidad de votar, sin embargo, sólo se registraron 10.000 electores para hacerlo, pero que serán decisivos en las futuras elecciones. Los mismos actualmente remiten una considerable suma de divisas al país, que fuentes del gobierno estiman que en 2013 alcanzó unos 3.000 millones de dólares, llegando a una media de 300 millones por mes, según indica el Banco Central de Reserva, representando el 16% del PBI salvadoreño al año, lo que implica una considerable dependencia de una economía dolarizada.
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