Los nuevos desafíos del PT
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La realidad política del Brasil, en la óptica de uno de los fundadores del partido dirigido por Inácio Lula da Silva.
El 10 de noviembre pasado, el Partido dos Trabalhadores (PT) tuvo sus elecciones internas, donde el sector mayoritario que dirige Inácio Lula da Silva logró imponer la reelección de Rui Falcão en la presidencia del partido de la presidenta Dilma Rousseff.
Para analizar los resultados, Miradas al Sur fue recibido por Raúl Pont, miembro del Directorio Nacional del PT. En su despacho de la Asamblea Legislativa de Río Grande do Sul, compartiendo un gran cimarrão (mate), el diputado estadual comentó sobre las configuraciones políticas del PT, tanto a nivel interno como externo, y los desafíos que se abren de cara al 2014, en el marco de las movilizaciones sociales, los juicios por corrupción y las alianzas políticas en Brasil.
–¿El PED 2013 (Proceso de Elección Interna) marcó la consolidación del lulismo?
–En realidad no, mirando la composición de las corrientes internas, cambió poco respecto de las elecciones anteriores, a pesar de la victoria en primer turno de Rui (Falcão). Los resultados, desde el punto de vista de los grupos internos del PT, quedaron más o menos iguales o parecidos. Por ejemplo, nosotros crecimos un poco, pasamos de 17 a 21%, pero no es gran cosa. Lo que sucedió, es que Rui Falcão tuvo más votos que en la elección anterior porque una corriente, que siempre presentaba candidatura propia, más allá que en el segundo turno podía votar al candidato de la mayoría, esta vez no presentaron candidatos a nivel nacional, por presión de Lula, y apoyaron en el primer turno a Rui Falcão, pero a nivel regional estuvieron en listas separadas y candidaturas propias.
–Se dice que la victoria del lulismo abre marcos de alianza a centro antes que a izquierda.
–Si se entiende que abrir alianzas a centro es relacionarse con el PMDB (Partido Movimiento Democrático Brasileño) antes que con el PSB (Partido Socialista Brasileño), cabría preguntarse ¡¿cuál de los dos está realmente a izquierda?! (Risas). Porque la estrategia de Eduardo Campos, sostenida por los grandes medios de comunicación, impulsa alianzas que se orientan a derecha, sólo con la lógica de posicionarse contra Dilma (Rousseff). A su vez, cabe aclarar, que no es todo el PSB que está detrás de esta estrategia, porque en algunos estados se la rechaza y se plantea mantener el apoyo a la presidenta. Por eso, entiendo que no es el principal tema.
–Pregunta obligada: ¿cuál es el tema principal?
–Es impulsar las candidaturas propias; es que estamos convencidos de que hay que fortalecer al PT para seguir cambiando Brasil. En ese sentido, el desafío mayor es poner al partido en disputa en todos los distritos a fin de consolidarlo con fuerza propia.
–Pero esto el lulismo lo impediría.
–No tanto, porque varía en cada distrito. Por ejemplo, Rui Falcão ganó por un margen muy pequeño en Río Grande Do Sul, pero las otras corrientes en el Estado lograron ir a un segundo turno y ganar con una candidatura de Articulación de Izquierda, apoyada por “Mensajem” (la coalición de corrientes de izquierda de la que participamos), y que incluso los tres candidatos que este espacio llevó a nivel nacional superaban la candidatura oficial en este distrito. Por ende se llevará candidatura propia en este estado.
–Pero aquí, se entiende, son gobierno, pero qué pasa en otros estados.
–Es que la victoria de Rui Falcão a nivel nacional es muy relativa a nivel regional. Con problemas más de parte de ellos que de nosotros. Por ejemplo, Río de Janeiro, que es el tercer estado del país, segundo en importancia política por su historia, las corrientes mayoritarias que apoyaron a Rui Falcão, están defendiendo con nosotros la política de candidaturas propias y no acompañar al PMDB. Podemos seguir citando, como Paraná, donde también estaríamos llevando candidatura propia, o como en Santa Catarina, donde fue derrotada Idelí Salvatti, Ministra las Relaciones Políticas de la República, que impulsaba un acercamiento con el actual del Estado. O en Mina Gerais, donde Fernando Pimentel es el candidato a gobernador con grandes chances, y apoyado por el campo mayoritario. Incluso, Lula está defendiendo la idea de candidatura propia en San Pablo. Entonces usted ve que en Río de Janeiro, Paraná, Santa Catarina, Río Grande do Sul, San Pablo o Bahía se marcha hacia candidaturas propias que marcan la tendencia del Partido.
–Igualmente, el punto central es fortalecer a Dilma
–Sí, claro, el mismo Lula busca fortalecer el gobierno de Dilma, desde una visión muy pragmática quizás, a veces poco ideológica, pero con un discurso que reclama la vuelta al partido, paradójicamente, para que éste sea más fuerte y más programático, pero es claro que está apoyando a Dilma y apuntala su reelección. Pasado el susto de julio, más allá de que la caída en las encuestas de aprobación fue más por el efecto de los medios, que no señalaron las reivindicaciones de las personas, que pueden verse como justas, sino por las acciones que realizaban, que provocaban un desgaste de la imagen de Dilma, como el saqueo de negocios, la rotura de autos, etc. Las personas reaccionaron, no porque las reinvidicaciones de las movilizaciones fueran justas, querer más educación, más salud, más transporte, más universidades; sino por los disturbios que ponía la Rede O Globo, que los mostraba como una incapacidad de gestión de Dilma.
–Sin embargo, las movilizaciones abrieron una oportunidad para la Reforma Política.
–Sí, las puso en agenda la Reforma Política, pero la situación sigue igual, porque es el bloque mayoritario del Congreso que no va a dejar pasar esto. Porque ellos viven de esto. Todo el sistema electoral está enmarcado en garantizar un esquema corrupto, donde tenés diputados de alquiler que cambian su voto por enmiendas presupuestarias, que tienen distintos destinos.
–Lo que explica en cierta medida la crisis de la Mensalão (mensualidad).
–Sí, porque el partido quedó preso de las alianzas y de los acuerdos, que en cierta medida, llevó a la situación que dejó a José Dirceu y a José Genoino en la cárcel, sólo que la prensa no dice que la culpa de esto es el mismo proceso de corrupción del sistema político. Porque los recursos que vienen de los empresarios terminan siendo utilizados para garantizar no sólo la política de los partidos, sino también disputar dentro de los partidos.
–¿Cómo limita al gobierno de Dilma esta situación?
–Y es que no puede ser que Dilma gane una elección y el PT no tenga más que 80 o 90 diputados. Que ella saque 50 millones de votos y el partido no más de 17; eso genera una distancia en la capacidad de gobierno importantísima. Además, cabe señalar, que si bien el poder económico no está boicoteando a un nivel como sucede en Venezuela, Ecuador o Bolivia, quizás porque no dependemos tanto de un producto y tenemos una economía más diversificada como Argentina, lo cierto es que pone fuertes condiciones y no hace nada fácil el gobierno.
–Igualmente pudieron desarrollar parte del programa, ¿qué les faltó?
–No hay que pensar en lo que dejamos de hacer, sino en lo que falta hacer. Si bien hemos marcado un camino en los diez años de gestión, aún tenemos mucho por trabajar, pero que no cabe duda que la Reforma Política se hace imprescindible, porque si no uno queda preso de los partidos de alquiler, que usufructúan la burguesía, la Iglesia o los medios de comunicación. Pero seguiremos trabajando para seguir cambiando.
Para analizar los resultados, Miradas al Sur fue recibido por Raúl Pont, miembro del Directorio Nacional del PT. En su despacho de la Asamblea Legislativa de Río Grande do Sul, compartiendo un gran cimarrão (mate), el diputado estadual comentó sobre las configuraciones políticas del PT, tanto a nivel interno como externo, y los desafíos que se abren de cara al 2014, en el marco de las movilizaciones sociales, los juicios por corrupción y las alianzas políticas en Brasil.
–¿El PED 2013 (Proceso de Elección Interna) marcó la consolidación del lulismo?
–En realidad no, mirando la composición de las corrientes internas, cambió poco respecto de las elecciones anteriores, a pesar de la victoria en primer turno de Rui (Falcão). Los resultados, desde el punto de vista de los grupos internos del PT, quedaron más o menos iguales o parecidos. Por ejemplo, nosotros crecimos un poco, pasamos de 17 a 21%, pero no es gran cosa. Lo que sucedió, es que Rui Falcão tuvo más votos que en la elección anterior porque una corriente, que siempre presentaba candidatura propia, más allá que en el segundo turno podía votar al candidato de la mayoría, esta vez no presentaron candidatos a nivel nacional, por presión de Lula, y apoyaron en el primer turno a Rui Falcão, pero a nivel regional estuvieron en listas separadas y candidaturas propias.
–Se dice que la victoria del lulismo abre marcos de alianza a centro antes que a izquierda.
–Si se entiende que abrir alianzas a centro es relacionarse con el PMDB (Partido Movimiento Democrático Brasileño) antes que con el PSB (Partido Socialista Brasileño), cabría preguntarse ¡¿cuál de los dos está realmente a izquierda?! (Risas). Porque la estrategia de Eduardo Campos, sostenida por los grandes medios de comunicación, impulsa alianzas que se orientan a derecha, sólo con la lógica de posicionarse contra Dilma (Rousseff). A su vez, cabe aclarar, que no es todo el PSB que está detrás de esta estrategia, porque en algunos estados se la rechaza y se plantea mantener el apoyo a la presidenta. Por eso, entiendo que no es el principal tema.
–Pregunta obligada: ¿cuál es el tema principal?
–Es impulsar las candidaturas propias; es que estamos convencidos de que hay que fortalecer al PT para seguir cambiando Brasil. En ese sentido, el desafío mayor es poner al partido en disputa en todos los distritos a fin de consolidarlo con fuerza propia.
–Pero esto el lulismo lo impediría.
–No tanto, porque varía en cada distrito. Por ejemplo, Rui Falcão ganó por un margen muy pequeño en Río Grande Do Sul, pero las otras corrientes en el Estado lograron ir a un segundo turno y ganar con una candidatura de Articulación de Izquierda, apoyada por “Mensajem” (la coalición de corrientes de izquierda de la que participamos), y que incluso los tres candidatos que este espacio llevó a nivel nacional superaban la candidatura oficial en este distrito. Por ende se llevará candidatura propia en este estado.
–Pero aquí, se entiende, son gobierno, pero qué pasa en otros estados.
–Es que la victoria de Rui Falcão a nivel nacional es muy relativa a nivel regional. Con problemas más de parte de ellos que de nosotros. Por ejemplo, Río de Janeiro, que es el tercer estado del país, segundo en importancia política por su historia, las corrientes mayoritarias que apoyaron a Rui Falcão, están defendiendo con nosotros la política de candidaturas propias y no acompañar al PMDB. Podemos seguir citando, como Paraná, donde también estaríamos llevando candidatura propia, o como en Santa Catarina, donde fue derrotada Idelí Salvatti, Ministra las Relaciones Políticas de la República, que impulsaba un acercamiento con el actual del Estado. O en Mina Gerais, donde Fernando Pimentel es el candidato a gobernador con grandes chances, y apoyado por el campo mayoritario. Incluso, Lula está defendiendo la idea de candidatura propia en San Pablo. Entonces usted ve que en Río de Janeiro, Paraná, Santa Catarina, Río Grande do Sul, San Pablo o Bahía se marcha hacia candidaturas propias que marcan la tendencia del Partido.
–Igualmente, el punto central es fortalecer a Dilma
–Sí, claro, el mismo Lula busca fortalecer el gobierno de Dilma, desde una visión muy pragmática quizás, a veces poco ideológica, pero con un discurso que reclama la vuelta al partido, paradójicamente, para que éste sea más fuerte y más programático, pero es claro que está apoyando a Dilma y apuntala su reelección. Pasado el susto de julio, más allá de que la caída en las encuestas de aprobación fue más por el efecto de los medios, que no señalaron las reivindicaciones de las personas, que pueden verse como justas, sino por las acciones que realizaban, que provocaban un desgaste de la imagen de Dilma, como el saqueo de negocios, la rotura de autos, etc. Las personas reaccionaron, no porque las reinvidicaciones de las movilizaciones fueran justas, querer más educación, más salud, más transporte, más universidades; sino por los disturbios que ponía la Rede O Globo, que los mostraba como una incapacidad de gestión de Dilma.
–Sin embargo, las movilizaciones abrieron una oportunidad para la Reforma Política.
–Sí, las puso en agenda la Reforma Política, pero la situación sigue igual, porque es el bloque mayoritario del Congreso que no va a dejar pasar esto. Porque ellos viven de esto. Todo el sistema electoral está enmarcado en garantizar un esquema corrupto, donde tenés diputados de alquiler que cambian su voto por enmiendas presupuestarias, que tienen distintos destinos.
–Lo que explica en cierta medida la crisis de la Mensalão (mensualidad).
–Sí, porque el partido quedó preso de las alianzas y de los acuerdos, que en cierta medida, llevó a la situación que dejó a José Dirceu y a José Genoino en la cárcel, sólo que la prensa no dice que la culpa de esto es el mismo proceso de corrupción del sistema político. Porque los recursos que vienen de los empresarios terminan siendo utilizados para garantizar no sólo la política de los partidos, sino también disputar dentro de los partidos.
–¿Cómo limita al gobierno de Dilma esta situación?
–Y es que no puede ser que Dilma gane una elección y el PT no tenga más que 80 o 90 diputados. Que ella saque 50 millones de votos y el partido no más de 17; eso genera una distancia en la capacidad de gobierno importantísima. Además, cabe señalar, que si bien el poder económico no está boicoteando a un nivel como sucede en Venezuela, Ecuador o Bolivia, quizás porque no dependemos tanto de un producto y tenemos una economía más diversificada como Argentina, lo cierto es que pone fuertes condiciones y no hace nada fácil el gobierno.
–Igualmente pudieron desarrollar parte del programa, ¿qué les faltó?
–No hay que pensar en lo que dejamos de hacer, sino en lo que falta hacer. Si bien hemos marcado un camino en los diez años de gestión, aún tenemos mucho por trabajar, pero que no cabe duda que la Reforma Política se hace imprescindible, porque si no uno queda preso de los partidos de alquiler, que usufructúan la burguesía, la Iglesia o los medios de comunicación. Pero seguiremos trabajando para seguir cambiando.
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