Brasil: País do Real
País do real
Año 6. Edición número 275. Domingo 25 de Agosto de 2013
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Brasil.
La presidenta brasileña Dilma Rousseff y su conducción económica tuvieron una semana estresante, debido al comportamiento de los mercados financieros. Es que el lunes se evidenció una tendencia de salida de capitales de corto plazo, llamados “golondrinas”, hacia Estados Unidos, porque esa plaza presentó un mejor rendimiento de los bonos del tesoro norteamericano, lo qu
e impactó en una nueva fase devaluatoria del real. Si bien el ministro de Hacienda, Guido Mantega, salió a poner paños fríos al asunto, reconoció la situación ante la prensa y dijo: “Hoy tuvimos una situación de estrés que se originó principalmente en Estados Unidos. Hubo un aumento de la especulación y los inversores migraron a los bonos de corto plazo desde los bonos de mayor madurez”.
Esta situación preocupó al presidente del Banco Central de Brasil, Alexandre Tombini, quien desistió de participar de un encuentro organizado por la Reserva Federal de Kansas, para quedarse en Brasil y acompañar la evolución del mercado financiero y disponer de la intervención en el mismo a través de la venta de dólares de la Reserva. Esta medida se suma a acciones que viene desarrollando el gobierno brasileño desde la crisis global de 2008, donde la caída de precios internacionales de los commodities, la retracción de la demanda internacional y la reducción del flujo de capitales extranjeros presionaban a la depreciación del real, a fin de sostener la actividad industrial y el nivel de empleo de la economía.
Ante esta situación, el gobierno brasileño echó mano sobre instrumentos financieros que impulsaron la oferta de dólares, a través de préstamos en base a las reservas del Banco Central; saneó las cuentas de entidades financieras a través de la compra de sus carteras; amplió la participación de inversiones bancarias en áreas de seguridad social, empresas o aseguradoras; impulsó la refinanciación de las carteras de préstamos de los bancos, entre las medidas más importantes. Además, dispuso la reducción de controles a capitales especulativos, reduciendo los encajes, dando más liquidez. Oportunamente, las medidas revirtieron la tendencia, que había provocado la caída de Inversiones Extranjeras Directas que pasó del orden de los 50 mil millones en 2008 a 31 mil millones en 2009, para pasar a un nivel sostenido de 53 mil millones en 20010 y 75 mil millones en 2011 y 2012.
No obstante que la economía brasileña logró generar una atracción al flujo de capitales, quedó supeditada fuertemente a las condiciones del mercado internacional, marcando una fuerte vulnerabilidad de las retracciones que en el mismo se producen y que se manifiestan hoy con las políticas restrictivas de Estados Unidos, que provocan el accionar golondrina de los capitales que ahora se van de Brasil por una mayor rentabilidad en el mercado norteamericano. En definitiva, las decisiones del Banco Central de Brasil están también condicionadas por el movimiento de las tasas de interés en los Estados Unidos.
Tras mantener una política sostenida de real fuerte, los últimos meses, la moneda brasileña comenzó a depreciarse, superando el punto máximo que había alcanzado el 3 de marzo de 2009, en 2,41 reales por dólar, lo que puso el alerta máxima de la autoridad monetaria brasileña. De hecho, a partir del jueves, el Banco Central de Brasil dispuso actuar sobre el mercado de cambios inyectando hasta 500 millones de dólares por día. De esta manera, espera frenar la caída de su moneda. El real, que viene sufriendo una depreciación acumulada del 20% desde enero de este año, alcanzó el punto de 2,45 por dólar este miércoles para descender a 2,43 por dólar el jueves tras la intervención decidida del BCB.
Esta situación se debe al cambio de flujos de capitales provocado por el endurecimiento de la política monetaria de Estados Unidos, que con tasas de interés más altas impulsa el valor del dólar en los mercados financieros internacionales. Además, dispuso el recorte de las operaciones a mercado abierto, por el que la Reserva Federal inyectaba liquidez a través de importantes compras mensuales de bonos del tesoro. Con estas medidas, el precio del dólar comenzó a subir en las distintas plazas financieras. Este contexto denota la arquitectura financiera internacional armada desde el Tratado de Bretton Woods, donde el dólar se convirtió en la divisa clave de las reservas monetarias, que condiciona las políticas financieras de los países. De hecho, ante las acciones de los Estados Unidos, la depreciación de monedas es un domino en toda la región, y Brasil no escapa a ese proceso.
Si bien la fortaleza del real, que incluso llegó a costar 1,5 por dólar, no ayudaba como relación de cambio a los exportadores, quienes impulsaban una relación más competitiva, especialmente para la industria brasileña, que a través de la Federación de Industrias del Estado de San Pablo (Fiesp) eran quienes pedían una devaluación del real cercana al 30%, buscando recuperar la competividad de la moneda en un valor cercano a los 2,60 reales por dólar. Sin embargo, la depreciación del real provoca el alza de precios internos, punto que coloca otro tema de preocupación al Banco Central Brasileño porque condiciona las tasas de interés real de los créditos, llevando liquidez al capital especulativo.
Sumado a esto, el valor de las importaciones, especialmente de bienes de inversión, provocaría el alza de costos de producción que se compensarían con incrementos de precios. Por ahora la inflación esta contenida, alcanzó en julio un nivel interanual de 6,27%, que la deja por debajo de la meta oficial de 6,5%, sin embargo, su evolución provocó una suba de la tasa de interés que pasó de 7,25 a 8,5%, en base a especulaciones inflacionarias de mediano plazo.
Esta situación podría profundizarse ante las operaciones a través del mecanismo “swap”, una maniobra inédita que implica la venta por adelantado del BC, de dólares, donde se ofrecerán por día unos 500 millones de dólares y los viernes la oferta se duplicaría, alcanzando los un mil millones de dólares, que incluso de no alcanzar se realizarán operaciones adicionales, lo que implicaría de aquí a fin de año operacionalizar hasta 60 mil millones de dólares.
Al insistir el gobierno brasileño en sostener la atracción de flujos de capital a través de tasas de interés, está provocando reducciones de inversión en el sector productivo, que ven condicionada su rentabilidad económica ante los rendimientos financieros. Esto se reflejó en el comportamiento del Bovespa que está marcando una tendencia a la baja, en la última semana, cerrando con pérdida del 0,2% diario, quedando expectantes al comportamiento de los flujos de capital norteamericanos.
Un reflejo de esto es la situación que atraviesa Latam Airlines, empresa surgida de la fusión de la chilena Lan y la brasileña TAM, siendo el mayor grupo latinoamericano de transporte aéreo, que registró en el segundo trimestre pérdidas de 328,8 millones de dólares por la depreciación del real. Si bien la empresa sostiene aún un nivel de rentabilidad aceptable, los cambios en la cotización de la moneda brasileña implicó repensar su esquema de negocios, que van desde el aumento de tarifas, reducción de vuelos y de planta de personal, e inclusive la cancelación de compras de aviones, que implica utilizar divisas a tal fin.
A fin de semana, pareciera ser que los datos registran un efecto positivo sobre las acciones dispuestas por el Consejo Nacional Monetario (compuesto principalmente por la presidenta Dilma Rousseff, el ministro de Hacienda, Guido Mantega y el presidente del Banco Central, Alexandre Tombini). El jueves cotizó a 2,43 y este viernes cierra a 2,41, lo que marcaría al menos freno a la tendencia en alza. Si bien analistas financieros sostienen que el real podría seguir debilitándose en el corto plazo, sugiriendo un valor de 2,7 reales por dólar hacia fin de año.
“Quien avisa no traiciona”, podría decir Guido Mantega, que el lunes recomendó a los inversores que eviten hacer grandes apuestas contra el real. De hecho, las medidas para sostener el real están sustentadas en la fortaleza de las reservas brasileñas que alcanzan un nivel de 370 mil millones, suficientes para acompañar las medidas dispuestas por el Banco Central y el Tesoro Brasileño, al menos en el corto plazo.
De hecho, se estima un crecimiento para 2013 de tan sólo 2,21%, según los analistas del mercado financiero divulgados por el Banco Central de Brasil, en tanto que la inflación alcanzaría 5,74%. A su vez, se especula que esta tendencia no cambiaría para el 2014, donde se augura un crecimiento bajo, un 2,5% con un 8,5% de inflación. Esto da un escenario complejo de cara a las elecciones 2014 y a la necesidad de recuperar el crecimiento económico frente a un escenario internacional adverso. Con ese horizonte, el año de gestión que resta de Dilma Rousseff parecería tener que orientarse a recuperar la capacidad de incrementar la riqueza de Brasil, con el desafío de mantener el perfil inclusivo de la administración petista.
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