Peña Nieto seduce a Brasil
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Peña Nieto seduce a Brasil
Año 5. Edición número 226. Domingo 16 de septiembre de 2012
El próximo 20 de septiembre, el flamante presidente electo de México, Eduardo Peña Nieto, se reunirá con su par brasileña, como parte de su gira por Centro y Suramérica. Su itinerario comenzará en Guatemala, pasando por El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá y Colombia; arribará a Brasil el 19 de septiembre, donde se encontrará con el ex presidente Fernando Henrique Cardoso y al día siguiente hará lo propio con Dilma Rousseff; concluyendo su periplo con visitas a Chile, la Argentina y Perú. Este viaje es, sin duda relevante para América latina y para Brasil, porque cobran relevancia los cambios que provoca el regreso del PRI al gobierno mexicano, especialmente, en lo que respecta a sus intercambios comerciales.
Es que a comienzos de año, Brasil decidió la suspensión temporal de un acuerdo parcial de libre comercio, lo que enfrió las relaciones y profundizó el temor de la agroindustria mexicana a la liberación de los intercambios. Por eso, uno de los objetivos de la presidenta Dilma Rousseff está centrado en revertir las tendencias del comercio e inversiones entre ambos países, como paso a retomar las negociaciones para un Tratado de Libre Comercio (TLC), algo que parece difícil mientras no se salden los diferendos bilaterales, sobre todo, en la industria automotriz.
Oportunamente, a horas de la victoria electoral de Peña Nieto, por sugerencia de Marco Aurelio García, asesor en relaciones internacionales en el Planalto, la presidenta Rousseff levantó el teléfono para felicitarlo. Consultado el experto al respecto, comentó que: “Le expreso que es intención retomar las relaciones con México y fortalecerlas (…) hay una ruta enormemente grande para ser exploradas en los marcos actuales”, sentenció. Esta movida pretende seducir a un México en un coqueteo que viene desde hace 15 años, donde en 1997 se frustro por Brasil y en el último por la desconfianza mexicana a un TLC.
Si bien están complicadas las negociaciones por un TLC para el próximo encuentro, el acercamiento entre ambos países no lo sería a mediano plazo. Tanto por Brasil, que busca ampliar los socios a la unión aduanera del Mercosur, a fin de extender sus exportaciones a un México, con 115 millones de habitantes, recibiría la reciprocidad desde la gestión Peña Nieto, que buscará reducir la dependencia a los ciclos económicos de Estados Unidos y vincularse a un mercado de 200 millones de personas. Más allá de las trabas que se presentan en el sector automotriz, se generaría una aproximación en acuerdos sectoriales en siderurgia, petroquímica o alimentos. A su vez, trascendió que Peña Nieto estaría interesado en recibir asesoramiento de la petrolera Petrobras, a fin de replicar su modelo en la empresa mexicana Pemex, para brindarle más independencia económica.
Pero el dato más importante, es que Brasil intenta seducir a la próxima gestión mexicana, porque a partir del próximo 1° de diciembre, fecha de asunción de Peña Nieto, el país azteca estaría mirando hacia el sur, tal como muestra la selección de sus visitas, punto que no escapa a la política internacional de Dilma Rousseff.
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