Un test electoral para Dilma

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Un test electoral para Dilma

Año 5. Edición número 221. Domingo 12 de agosto de 2012
Brasil.
Con su batallón de candidatos, Dilma Rousseff se apresta a enfrentar la contienda por los municipios brasileños, donde si bien las estrategias están echadas, su continuidad en el gobierno comienza a dirimirse en estas elecciones. A partir del 21 de agosto, que largan las campañas electorales y hasta el 4 de octubre, fecha que cierran los spots en los medios, la ciudadanía brasileña será seducida por los aspirantes a intendentes y concejales de los 5.200 municipios a lo largo del país. Este periplo concluirá el 7 de octubre para los municipios con pequeños y recién el 28 de ese mes, para los 83 municipios de más de 200 mil habitantes que hayan ido a segunda vuelta, especialmente metrópolis como San Pablo, Río de Janeiro, Bahía o Porto Alegre. De cara a 2014, las elecciones de octubre serán un termómetro del gobierno de Dilma Rousseff, porque dirime el peso electoral del Partido dos Trabalhadores, su organización política. Además, redefine los acuerdos en la coalición de gobierno y posiciona, o no, a los candidatos de oposición, como el caso de José Serra, que en San Pablo, busca legitimar una nueva presentación, jugándose a una estocada de muerte política. Este punto es crucial para el PT, por eso, el ex presidente Lula da Silva puso todas las fichas en el candidato Fernando Haddad, buscando apoyos de donde sea, como el conservador Paulo Maluf, que le costó la renuncia de Luiza Erundina del Partido Socialista Brasileño, la compañera de fórmula. De hecho, el PT replica con la misma moneda en Belo Horizonte, donde no apoya a Marcio Lacerda y presenta a Patrus Ananias. Esta situación muestra lo complejo del armado nacional, que se desgrana a nivel local. De hecho, aliados incondicionales de nivel nacional, como el Partido Comunista do Brasil, si bien cerró filas en San Pablo, en Porto Alegre lleva candidatura propia, la diputada Manuela D’Avila, y no acompaña la propuesta del PT, Adao Villaverde, en una ciudad simbólica para el PT, conocida por el mundo político internacional por ser cuna del Presupuesto Participativo y del Foro Social Mundial. Despreocupada Manuela Dávila comentó a Miradas al Sur: “Con el PT crecimos mucho, acordamos en 2010 para la gobernación, y entiendo que nuestra base electoral convergerá en el segundo turno”. Otro aliado díscolo es el Partido Movimiento Democrático Brasileño, del mismísimo vicepresidente Michel Temer, que no sólo no se suma a la patriada en San Pablo, donde lleva a Gabriel Chalita, sino que no acompaña al PT en elecciones estratégicas, a pesar de recibir el apoyo petista en Río de Janeiro, al pemebedista Eduardo Paes. Lo cierto es que estas estrategias forman parte de situaciones locales y de pujas por la composición del gabinete de Dilma post-elecciones. Para el PT, un objetivo se concentra en acrecentar la cantidad de municipios, tal como lo viene haciendo en la última década, donde aspira superar los 700 municipios y alcanzar un nivel simular al principal partido de oposición, el Partido Social Demócrata de Brasil, que tiene unas 780 intendencias. A su vez, el PMdB busca mantener su hegemonía territorial, con más de un millar de gobiernos locales, punto crucial para reposicionarse en el gobierno.

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OTRAS NOTAS

  • Pasado el efecto de la caipirinha y entrando en la sobriedad politológica,se debe realizar un análisis de los resultados electorales en las presidenciales de Brasil.Se puede decir,combinando la pasión y las utopías,que la victoria de la ahora Presidenta electa Dilma Rousseff mantiene al país carioca en el eje latinoamericanista,marca la continuidad de un proyecto nacional y expresa el avance en derechos –con la elección de la primera mujer para la presidencia brasileña –.Esta situación no exime de realizar algunas consideraciones.
  • Si el carisma y la aceptación masiva de un dirigente político tuviesen carácter tran­sitivo, el mejor ejemplo lo estaría dando por estos días la candidata presidencial brasileña por el Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff.
  • En las elecciones de octubre en Brasil se enfrentarán dos grandes coaliciones, la que impulsa a Dilma –donde tenemos al PT acompañado por el incondicional PCdB (Partido Comunista do Brasil), junto al varguismo del PDT (Partido Democrático Trabalhista) y al estratégico PMdB (Partido do Movimiento Democrático Brasileiro)–, que enfrenta a Serra –que lo sostiene el PSdB secundado por su condicional aliado Demócratas, otra rama varguista expresada por el PTB (Partido Trabalhista Brasileiro) y el PPS (Partido Popular Socialista –ex Partido Comunista Brasileño–).
  • Si bien faltan más de 30 meses para el puntapié inicial de la Copa 2014, el Mundial de Fútbol se palpita en la política brasileña. De hecho, su organización se llevó puesto a un ministro de Dilma Rousseff, el comunista Orlando Silva, que acusado de un supuesto desvío de fondos no resistió el embate de la Fifa. La máxima organización del fútbol, a traves de su secretario general, Jerome Valcke, presiona para que Brasil avance en la sanción de una normativa para facilitar las obras y el desarrollo del evento.
  • Con una finta digna de un crack de fútbol de la selección verdeamarelha, el presidente de Brasil Luiz Inácio Lula Da Silva eludió la marca de la Justicia Electoral –quien lo multó seis veces por hacer proselitismo en favor de la candidata presidencial oficialista Dilma Rousseff– y anunció que sólo ejercerá como Jefe de Estado hasta las seis de la tarde. El resto de las horas, de acá a los comicios del 3 de octubre, lo dedicará exclusivamente a oficiar de maestro de ceremonias en cada acto y mitin del PT.
  • Teniendo presente que el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva declinó ser candidato en 2014, el partido de la presidenta Dilma Rousseff se prepara para aumentar su caudal de gobiernos locales como punto para reafirmar las aspiraciones de reelección. Con una imagen positiva récord del 77%, tal como lo sentenció una encuesta de Ibope, las elecciones de octubre son un momento clave para que la mandataria cristalice esa popularidad en las urnas.

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