Una causa justa de una guerra injusta - Tiempo Argentino
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Una causa justa de una guerra injusta
Para un lector de diarios, el conflicto de las Islas del Atlántico Sur no deberían haberlo sorprendido, de hecho, a lo largo de marzo, se había recrudecido un pleito en las Georgias, donde el establecimiento de una chatarrera y la negativa del Reino Unido de visar tarjetas blancas y exigir el sellado de pasaportes.
Para un lector de diarios, el conflicto de las Islas del Atlántico Sur no deberían haberlo sorprendido, de hecho, a lo largo de marzo, se había recrudecido un pleito en las Georgias, donde el establecimiento de una chatarrera y la negativa del Reino Unido de visar tarjetas blancas y exigir el sellado de pasaportes. El desplazamiento de fuerzas militares por parte de la Corona incentivó al régimen argentino a avanzar sobre el archipiélago, alegando una acción militar defensiva (única permitida por Naciones Unidas). Por eso, el mismo 2 de abril, los diarios anunciaban una inminente recuperación de las Malvinas, algo que sucedería durante ese día.
Es claro que la movida intentaba relegitimar a un gobierno en decadencia que quería resguardar su acción genocida por una causa justa, la reivindacación de soberanía sobre las Islas del Atlántico Sur por parte de la Argentina.
Si el gobierno británico hubiera sellado las tarjetas blancas de los obreros emplazados en las Georgias, hubiese seguido un proceso de acercamiento y negociación sobre la descolonización de las islas que comenzó con la Resolución N° 2065 de las Naciones Unidas.
Los militares argentinos no entendieron el pedido de moderación del Consejo de Seguridad, instancia que habilita una guerra defensiva, y no comprendieron que Estados Unidos abalaba las acciones internas pero no una confrontación con un aliado estratégico. En ese marco, la guerra estaba rodando y su desenlace era previsible.
De la discusión de Iure al de Facto. Quizás al ser un gobierno poco afectivo a las leyes, la Junta Militar no comprendió que su accionar cerraba un proceso de avances que se había realizado en el reclamo de utis possedetis iure (posesión legal) de las Malvinas, y que por una acción, que implicaba el utis possedetis facto (posesión de hecho) al que trataba e intenta en la actualidad de reconocer soberanía de los habitantes el Reino Unido, se retrocedía en las posibilidades de lograr el restablecimiento de la soberanía sobre las islas.
Si bien cualquier estudiante de Geografía indicaría la pertenencia del archipiélago al territorio más cercano, esto no es así para los argumentos de Gran Bretaña, que reinvindica la ocupación y colonización de las mismas.
Cabe recordar que la usurpación británica se produce sobre una ocupación efectiva de las Provincias Unidas del Río de la Plata, que asumió para sí los territorios españoles de América y que la había ocupado desde 1820. Además, en el reconocimiento de Gran Bretaña a la independencia de la región no hubo reclamos por las mismas.
En este sentido, si bien los británicos habían establecido una efímera base en Puerto Egmont 1765-1774, los españoles estuvieron en Puerto Soledad desde 1767 hasta 1811. Por lo que la ocupación desde 1833 por parte de la Gran Bretaña implicó una conquista colonialista, punto que se va a sostener como conflicto hasta instalarlo como debate en la formación de un espacio internacional que comenzó a generar políticas al respecto: la ONU.
Descolonización y avances diplomáticos. Desde 1947 hasta 1963, la representación argentina realizó 28 reservas ante la ONU sobre el tema del archipiélago. Luego de la Res. N° 1514, donde se firma la “Declaración sobre concesión de la Independencia a los países y pueblos coloniales”, se habilitó la incorporación de Malvinas como un tema especial a tratar. Así, la Res. N° 2065, en 1965, reconoce el litigio entre la Argentina y el Reino Unido sobre las islas, donde la corona constantemente advirtió de derechos de los pobladores en las mismas, aunque nunca reconoció gobierno propio lo que deja el status colonial a las mismas.
La Guerra de Malvinas va a provocar un retroceso en los avances sobre el restablecimiento de la soberanía argentina en las islas. Las diferentes acciones que vinculaban el archipiélago con el continente, como vuelos y provisiones a las mismas, serán suspendidas a partir de la contienda bélica.
REAFRIMACIÓN DE SOBERANÍA Y NUEVOS AVANCES. A pesar de los retrocesos, donde se llegó a reconocer la visión británica de autodeterminación de los kelpers, al seducirlos con un Winnie Pooh en los años noventa, se recupera la iniciativa de reivindicar los derechos argentinos sobre el archipiélago y reinstala en el sistema internacional el debate sobre los enclaves coloniales. Además, se suma el apoyo internacional al reclamo argentino, junto las acciones de bloqueo a la explotación ilegal que realiza la corona británica sobre las islas.
En este marco, la Corona Británica sabe que está floja de papeles y con baja legitimidad sobre el tema, por lo que intenta cambiar la categoría de las islas de Colonia a Protectorado, tratando de otorgar a unos miles de empleados, que proveen de servicios a la estructura administrativa de ocupación, una ciudadanía, que en los hechos no la tienen, que va a permitir seguir explotando los recursos petroleros y marítimos de la región, además de sostener un punto geoestratégico militar de relevancia.
Quizás la Argentina no sea China, a quien le devolvieron Hong Kong, pero puede articular las relaciones internacionales para propiciar un acatamiento, donde el mundo avance a respetar los derechos soberanos de los pueblos y que se dé “una oportunidad a la paz” como impulsaba el británico John Lennon.
* UBA/UNSAM. Prof. Adjunto Regular de “Historia Política Latinoamericana” – Ciencia Política y Gobierno – UCES.
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