Un periodista baleado a quemarropa la noche del lunes se convirtió en el cuarto cronista muerto en 2012, superando los tres asesinatos producidos el año anterior.
La escena del crimen. el periodista Decio Sa asesinado en un bar. (AP)
La profesión de periodista parece tornarse de alto riesgo en Brasil, al menos para algunos comunicadores que fueron asesinados en los últimos meses, ya que van cuatro en el 2012, a razón de uno por mes. El último fue el bloguero Décio Sá, que trabajaba en el diario
O Estado do Maranhao, que perdió la vida luego de recibir seis balazos en un bar de Sao Luiz, capital provincial del nordestino estado de Maranhao.
Los medios alternativos tienen un fuerte protagonismo en Brasil y el blog que tenía Sá era muy popular en Maranhao, especialmente por las denuncias que realizaba. Por esta situación recibió infinidad de amenazas previas, según Leonardo Monteiro del Sindicato de Periodistas.
Además, el mismo comisario policial a cargo de la investigación del caso, Gutemberg Carvalho Rego, tiene indicios para sostener que la muerte fue por encargo a pistoleros, tanto por la modalidad del asesinato (cuatro tiros por la espalda a la cabeza y el remate con dos en el torax) como por las denuncias que venía haciendo en su web (O blog do Decio) sobre grupos armados.
En declaraciones al sitio informativo G1, el director ejecutivo de la Asociación Nacional de Diarios (ANJ), Ricardo Pedreira, afirmó: “Parece muy claro que el asesinato de Décio Sá ocurrió debido a la cobertura que hacía de delitos de pistoleros en Maranhao”, notas que aún pueden leerse en www.blogdodecio.com.br
Con un enérgico comunicado, la organización Reporteros sin Fronteras reclamó el esclarecimiento de la muerte de Décio Sá. “Este asesinato, rigurosamente planificado, debe alertar sobre la seguridad de los periodistas en las regiones norte y noreste del país”, afirma la declaración.
Lamentablemente, el asesinato de Sá se suma a otros cinco crímenes contra periodistas, de los cuales tres fueron motivados por su actuación profesional, según el informe semestral que presentó la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en la ciudad española de Cádiz, casualmente el mismo día del asesinato del bloguero.
Los otros tres periodistas asesinados en este año también estaban especializados en temas de corrupción. Tanto Paulo Roberto Cardoso Rodriguez (editor jefe del
Jornal Praça en Mato Grosso), como Mário Randolfo Marques Lopes (jefe del sitio Vassoras na net, en el Estado de Río de Janeiro) y Laércio De Souza (periodista de Radio Sucesso, en el Estado de Bahía) desarrollaban investigaciones que implicaban a políticos y empresarios. A principio de año, Marques Lopes, que denunciaba a políticos, jueces y policías en su web, junto a su novia fue asesinado en el sur del Estado de Río de Janeiro. Una semana después, en febrero, el periodista Cardoso Rodrigues, que usaba el seudónimo Paulo Rocaro, perdió la vida en Ponta Pora, cerca de la frontera con Paraguay, luego de recibir varios tiros en el cuerpo. En tanto que Laercio de Souza fue atacado en Camaçari, en el Estado de Bahía, también en el nordeste. Además del lamentable episodio, que deja en el infortunio a una mujer embarazada y una niña de ocho años, con el asesinato de Décio Sá se suma el cuarto muerto en 2012, superando los tres asesinatos producidos el año anterior. Con esta seguidilla de un periodista asesinado por mes, se instala en Brasil un clima de peligrosidad para el ejercicio del periodismo, quizás exagerado comparado con Colombia o México, pero alarmante para los niveles brasileños.
De hecho, el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) incluye un año más a Colombia, México y Brasil en su lista de países con mayor “índice de impunidad” del mundo, liderado por quinto año por Irak, Somalía y Filipinas. Sobre Brasil, Carlos Lauria –coordinador de la CPJ– destacó que se han hecho esfuerzos desde el ámbito judicial, con al menos cinco condenas en años recientes, pero advirtió “el nivel de impunidad sigue siendo alto.
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