Dilma gambetea a la FIFA
Dilma gambetea a la FIFA
Si bien faltan más de 30 meses para el puntapié inicial de la Copa 2014, el Mundial de Fútbol se palpita en la política brasileña. De hecho, su organización se llevó puesto a un ministro de Dilma Rousseff, el comunista Orlando Silva, que acusado de un supuesto desvío de fondos no resistió el embate de la Fifa. La máxima organización del fútbol, a traves de su secretario general, Jerome Valcke, presiona para que Brasil avance en la sanción de una normativa para facilitar las obras y el desarrollo del evento. Un tema que se inserta en un año electoral, donde las inversiones locales son una variable importante para la adhesión de municipios estratégicos. Casi sin esfuerzos, Brasil consiguió la nominación para organizar la Copa 2014, simplemente porque le tocaba a la región y era el único candidato. Para garantizar su realización, la Fifa le exigió garantías inequívocas al gobierno del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva sobre modificaciones temporarias en la legislación brasileña. Sin embargo, cuando Rousseff asumió, la mandataria puso reparos a las exigencias, avisando que no iba a aceptar conceder superpoderes a la entidad, ni supender derechos de los brasileños en nombre del Mundial. Esta posición desató las presiones sobre Silva que aportaron a su dimisión. Ahora, pareciera que la Fifa y el gobierno de Rousseff acercan posiciones para avanzar en la concreción de la competencia. Durante la visita de Valcke, acompañado por el asesor del COL (Comité de Organización Local), el astro Ronaldo y el nuevo ministro de Deporte, Aldo Rebelo, realizaron un balance de los avances de las obras. En tal sentido, Valcke afirmó: “Todos esos asuntos se debaten, y con toda certeza se alcanzará un acuerdo, pues sólo quedan por resolver cuestiones cosméticas”. A su vez, Rebelo confirmó el compromiso del gobierno de Rousseff con la cita planetaria, por el cual sostuvo que “no se medirán esfuerzos para realizar un gran mundial”. Y envalentonado, Ronaldo sentenció que demostrarán no sólo que son “los mejores en fútbol, sino también como organizadores”. Los detalles “cosméticos” son diferencias que mantienen Brasil y la Fifa sobre algunos asuntos polémicos, como las exenciones tributarias a auspiciantes o, especialmente, el concerniente a la venta de bebidas alcoholicas en los estadios, prohibida por ley en el país –conforme al “Estatuto del Hincha”–. En este punto, la Fifa no quiere ceder, porque uno de los principales patrocinantes de la Copa del Mundo es una marca de cerveza, Budweiser, del grupo belga-brasileño InBev. Este auspiciante aporta a los mundiales desde 1986, implicando unos 25 millones de dólares, por la concesión de exclusividad de venta. La Ley que a partir de febrero debatirá el Congreso brasileño podría habilitar la comercialización. Quien salió a poner palos en la rueda fue otro astro, el ahora diputado y ex jugador Romario, que despechado porque lo excluyeron de la agenda con Valcke, sostuvo que la Ley de la Copa 2014 no saldría aprobada entes de marzo. Cabe señalar, que Romario había organizado una reunión con parlamentarios y el representante de FIFA, desactivada por un ministro que no develó el nombre. Así, disparó su artillería y dijo: “Estoy comenzando a creer que el propio gobierno brasileño no quiere decidirse sobre el proyecto de Ley General de la Copa (…) la FIFA ya entendió que hay cosas que serán modificadas. Pero ahora es el gobierno de Brasil que no quiere sentarse a discutir los cambios”. Lo que si avanzan son las obras, y es que en pleno año electoral, el Mundial de Fútbol se desarrollará en 12 importantes ciudades de Brasil, que representan el 25% de los votantes, en capitales donde gobierna el PT (Recife y Fortaleza) o municipios conducidos por aliados (Brasilia, Belo Horizonte, Curitiba, Río de Janeiro, Porto Alegre, Manaos y Cuiabá). Incluso en los gobernados por la oposición (Curitiba y Salvador) o críticos (San Pablo y Natal) las inversiones pasan a ser una variable clave en adhesiones locales. Así, Dilma puede hacer “jogo bonito” de cara a las elecciones municipales.
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