Un guiño a los militares

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Un guiño a los militares

Año 4. Edición número 188. Sábado 24 de diciembre de 2011
A dos puntas. Las FF.AA. Contarán con más presupuesto.
Derechos humanos en Brasil.

En Brasil, mientras la recientemente creada Comisión de la Verdad y la Memoria se apresta a abrir la caja de Pandora que dejó la dictadura militar en ese país, la presidenta Dilma Rousseff le hace un guiño a las fuerzas armadas para descomprimir las tensiones que su creación provocó. Con promesas de asignarles un rol importante en el impulso industrial o el incremento presupuestario y la renovación de armamento, la mandataria brasileña busca tender un puente con los militares. Los medios brasileños destacaron el tono conciliador que tuvo Rousseff en un discurso ante generales recientemente promovidos. Con eje en la fortaleza de la economía brasileña y destacando las proyecciones de crecimiento del país, Dilma declaró: “En el camino para hacer de Brasil un país más justo, más desarrollado y más soberano, el Ministerio de Defensa y las Fuerzas Armadas tienen y tendrán un papel muy relevante”. En tal sentido, la mandataria reconoció que las fuerzas armadas necesitan nuevos recursos y presupuesto, “no sólo para equipamientos, sino también para garantizar una vida digna de la familia militar”, refiriéndose a los aumento salariales que percibirán el año que viene. Agregó además, que el desarrollo en la modernización de armamentos dará mayor “capacidad operativa y la posibilidad de contribuir en operaciones de mantenimiento de paz (…) y “permitirá que se desarrolle, aún más, la industria nacional de defensa, lo que mejorará nuestra capacidad tecnológica y agregará más valor a Brasil”. Cabe destacar que las palabras de Rousseff, habiendo sido una joven guerrillera que combatió al régimen militar (1964-1985), cayeron bien en el comando de las FF.AA., con quienes compartió un almuerzo antes del acto, organizado por la Aeronaútica, y de los cuales recibió el respaldo de los militares a su gobierno y a las políticas que aplica para erradicar la pobreza. Y si bien el plan es para modernizar las tres ramas militares, los aeronáuticos están de para bien, porque Brasil avanzaría en la compra de 36 aviones de combate que tiene pendiente, una operación que generó un largo debate en la gestión Lula y provocó la salida del ex ministro de Defensa, Nelson Jobim. Aunque las otras armas también recibirán juguetes, tendrían 50 helicópteres y cinco submarinos. Tras promulgar la Comisión de la Verdad y la Memoria, la presidenta Rousseff resaltó: “Todo Brasil se encuentra hoy, finalmente, consigo mismo, sin revanchismos, pero sin la complicidad del silencio”, y con esa línea, avanza para esclarecer la situación, que como las organizaciones de defensoras de derechos humanos sostienen, de 279 personas que murieron y de 136 que aún están desaparecidas, pero sin un ánimo de venganza y hacia lograr la verdad y la memoria. No por eso pierde firmeza, de hecho el 31 de marzo pasado, la presidenta Dilma Rousseff prohibió la conmemoración en los cuarteles del aniversario del golpe de 1964, un hecho que tendría el mismo peso que bajar el cuadro en Argentina. Lo interesante es que, a pesar de la prohibición, algunos generales quisieron hacer su fiesta, y sin embargo, se quedaron bastante solos. Un punto que recomprende el rol de la dictadura en Brasil y fortalece a organizaciones de DD.HH. en su lucha por esclarecer los hechos que se vivieron en ese período. Teniendo presente, que a diferencia de los otros países, Brasil jamás juzgó a alguien por las violaciones ocurridas durante el régimen militar y reconoció una Ley de Autoanmistía vigente desde 1979. Por esta situación la Corte Interamericana de Derechos Humanos lo condenó por no avanzar en el juzagamiento y declaró “sin efectos jurídicos” esa norma. Los avances que tenga la Comisión de la Verdad y la Memoria podrá contribuir a dar pasos a la Justicia, que junto a esta iniciativa de articular la modernización de los equipamientos de las FF.AA. con el desarrollo industrial, puede sumarlos hegemónicamente a un proyecto, pero seguramente abrirá debates en organizaciones de DD.HH. que aún esperan profundizar cambios en esas instituciones.

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Otras notas

  • A Dilma Rousseff pareciera no darle descanso el vendaval de bajas en el gabinete. A las dimisiones de los ministros, se les suman las presiones políticas, especialmente de los militares, que provocaron un desgaste de su gobierno. Si bien el rápido accionar de la mandataria, que viene reemplazando a cada funcionario sospechado de corrupción, parecía darle un retrato de cierta firmeza, no pudo evitar que los cambios afectasen su imagen.

  • El diario Folha de Sao Paulo logró que el Tribunal Superior Militar brasileño tenga que abrir los archivos de Dilma Rousseff de la dictadura. Algo que el periódico tituló como un logro de toda la ciudadanía. Sin embargo, en realidad esto comenzó como un intento de publicar la historia de la candidata durante el período electoral, y no para favorecerla. Justamente la Folha de Sao Paulo intentó tomar esta historia para descalificar a Dilma y considerarla “terrorista”, cuando el terrorismo de Estado lo comenzaron los militares brasileños en 1964.

  • Las tensiones que vive el gobierno de Dilma Rousseff, abren un interrogante sobre los nuevos lineamientos que tomará la gestión. Desde la derrota parlamentaria por el Código Forestal a la salida de Antonio Palocci, la mandataria brasileña redefine sus relaciones con aliados y oposición. Estos nuevos acuerdos perfilan un juego político distinto, que van más allá de un estilo propio diferente a su antecesor. Este diálogo con la oposición abre críticas por parte de aliados, algo que la presidenta intenta contrarrestar con políticas desarrollistas.

  • Los primeros cien días de gestión resultan clave para definir el rumbo de un gobierno. Y a pesar de la difícil tarea de eclipsar la popularidad de Ignacio Lula da Silva, la gestión de Dilma Rousseff pareciese haber logrado un perfil propio en la conducción de la colosal estructura administrativa brasileña. La era Dilma comenzó con un verano movido, por las inundaciones en Río de Janeiro, y parece no encontrar descanso con la matanza a niños indefensos en una escuela de esa ciudad.

  • El martes 13 de setiembre seis ex ministros de Derechos Humanos -Gregori, Saboia, Pinheiro, Nilmario, Mamede y Vannuchi- se reunieron en Brasilia con la actual, Maria do Rosário. Punto de agenda: la Comisión de la Verdad (que debiera llamarse ‘de la Verdad y la Justicia’, pues no basta con investigar los crímenes de la dictadura sino que hay que castigar a los responsables de los mismos).

  • Con su melodía, Wilson Simonal presentaba a Brasil como un “País tropical” que ofrecía la belleza de su naturaleza durante el Mundial de Fútbol en México de 1970; paradójicamente, en un momento de inflexión de este espacio latinoamericano, que gracias al milagre se proyectaba como un coloso industrial. En la actualidad, además de su impronta tropical, el verdeamarelho se instala como potencia mundial, que avanza en la construcción de submarinos nucleares que intentan fortalecer su defensa y potenciar la dinámica de su desarrollo económico.

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