Brasil juega en primera
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Muchos serán los motivos que tendrá Dilma Rousseff para brindar este domingo, cuando levante la copa para recibir el año nuevo. Uno de ellos, es que logró comandar al gigante de Brasil, una economía que en plena crisis internacional, hoy se ubica en el sexto lugar del mundo –desplazando nada menos que a Gran Bretaña–. Además, logró sobrellevar las renuncias de sus ministros terminando con un 72% de apoyo popular, al mostrarse con firmeza contra la corrupción, según una encuesta de Ibope. Logra, así, salirse de la sombra de su predecesor, el ex presidente Luiz Inácio Lula Da Silva, incluso en el plano internacional, donde destacó en el G-20 y consolidó su relación con los países de la Celac y los Brics.
La noticia divulgada por el Centro de Investigaciones Económicas y de la Empresa (Cebr), con sede en Londres, que afirma que Brasil desplazó al Reino Unido como sexta economía del mundo (quedando detrás de Estados Unidos, China, Japón, Alemania y Francia) cayó muy bien en el gobierno brasileño. Al respecto, Dilma Rousseff afirmó que la comunidad internacional observa a Brasil con “respeto y confianza”, a la vez que su ministro de economía Guido Mantenga proyectó al país en el quinto lugar para 2015.
Y es que si bien el crecimiento de 2011 fue menor al año anterior, la crisis que atraviesa europa, que resaga su economía, junto con la demanda de China y otros países asiáticos, catapultaron a Brasil al nuevo lugar en el ranking global. Incluso, el director del Cebr, Douglas McWilliams, sostiene que el mapa está cambiando, donde naciones productoras de materias primas crecen y Europa retrocede, y entiende que también Francia y Alemania irán progresivamente reduciendo su influencia.
Sin embargo, Brasil está lejos de alcanzar los niveles per cápita de la eurozona, los 8.500 dólares anuales por brasileño están por debajo de la media de 16 mil dólares anuales por habitante europeo. Además, en lo que refiere a distribución, mientras presenta un Gini (índice de desigualdad) de 51, los países como Alemania y Francia rondan en 22 (aunque no tendría nada que envidiarle a Estados Unidos con 45). En este tema, el ministro de Hacienda, Guido Mantega, estima que a Brasil le costará entre 10 y 20 años alcanzar los niveles de vida europeos.
Y hacia ese camino va, según Dilma Rousseff, quien consideró que hay motivos para ver un 2012 “con gran optimismo, con la seguridad de que Brasil continuará creciendo con estabilidad y disminuyendo la desigualdad en un ambiente de pujante democracia”. Además, aseveró: “Trabajamos mucho este año para hacer de Brasil un país cada vez mejor y más justo. Vamos a trabajar aún más en 2012 para continuar avanzando”.
De hecho, para 2012, Dilma Rousseff se propone erradicar la indigencia. Así como su antecesor logró sacar a 28 millones de brasileños de la pobreza, el gobierno brasileño se propone incorporar al consumo a 16 millones de personas que hoy padecen la extrema exclusión. Lo harán a partir del fortalecimiento de planes sociales, tal como lo anunció en su columna semanal.
Y esto explica en parte su alta popularidad, que si bien tiene un perfil más gerencial y menos político o carismático, su inflexible accionar frente a los hechos de corrupción le hace recuperar inserción en los sectores medios, franja social donde Lula había perdido apoyo, y le da nuevas perspectivas electorales, tal como lo comenta el analista Ricardo Ribeiro, quien afirma: “Su estilo más duro, de gerente, que da esa imagen de dama de hierro que enfrenta la corrupción, está agradando a la clase media tradicional”. Cabe destacar que Ipea (Instituto de Pesquisa en Economía Aplicada) presentó un informe sobre la percepción de la pobreza, donde los brasileños de sectores medios sostienen que la corrupción es la principal causa de la desigualdad.
Incluso, en el plano internacional, donde muchos analistas visoraban un bajo perfil para Rousseff, los pronósticos fueron erróneos. Si bien el ex presidente Lula tenía mayor afinidad en ese marco, la actual mandataria no perdió protagonismo global. Además de consolidar relaciones con sus pares latinoamericanos, en los tres anillos de integración (Mercosur, Unasur y Celac), propició acuerdos y estrategias con los países del Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que tuvieron importante repercusión en el G-20, especialmente en el debate sobre el rescate de la eurozona, donde Brasil se opuso a financiar un fondo y afirmó el apuntalamiento del FMI como medio de solventar no sólo la crisis europea, sino un esquema mundial.
Además, si se observa que los ministros que han dimitido (el jefe del Gabinete Civil de la Presidencia, Antonio Palocci, y los de Transportes, Alfredo Nascimento; Agricultura, Wagner Rossi; Turismo, Pedro Novaes; Deportes, Orlando Silva, y Trabajo, Carlos Lupi) casi todos vienen de la gestión Lula. Ahora, cuando vuelva de sus vacaciones, Dilma Rousseff planea un recambio de gabinete que le daría un perfil propio al gobierno, que hasta en detalles se diferencia; por ejemplo, ejecutó un 37,7% menos los gastos reservados, algo que destacó Renata Lo Prete para UOL y Folha. Así, de frente al 2012, Dilma encara las elecciones municipales con un caudal político que le permitirá reorganizar los disensos que provocó un año sin contiendas electorales. Por eso: ¡Salud Dilma!.
Brasil juega en Primera
Año 4. Edición número 189. Sábado 31 de diciembre de 2011
En plena crisis internacional, Brasil se convierte en la sexta economía mundial, desplazando nada menos que a Gran Bretaña.
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