Dilma Rousseff, China y el BRICS. Miradas al Sur
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Dilma Rousseff, China y el Brics
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, realizó su tercer viaje internacional. Esta vez, el destino fue China, los anteriores habían sido Argentina y Portugal. Estuvo acompañada por los Ministros Antonio Patriota (Relaciones Exteriores), Fernando Pimentel (Desarrollo, Industria y Comercio), Aloizio Mercadante (Ciencia y Tecnología) y Edison Lobao (Minas y Energía); además del gobernador de Bahía, Jaques Wagner, y una comitiva de unos 250 empresarios. Este despliegue buscó centralmente redefinir el intercambio comercial; fijar acuerdos de política internacional y profundizar las bases del Bric, que ahora suma la S de Sudáfrica.
Este dato no es menor, porque el Brics (integrado por Brasil, Rusia, India, China y, a partir de este encuentro, Sudáfrica), representa el 40% de la población mundial y suma cinco países cuyo producto bruto combinado alcanza un 18% del producto global, frente al 21% de los Estados Unidos. En este bloque, siendo la octava potencia económica mundial, Brasil es la segunda economía en importancia, detrás de China y delante de la India, tomando un rol protagónico en el escenario internacional.
La primera etapa del viaje se orientó a redefinir la relación comercial con China. "Reciprocidad" fue como definió la mandataria brasileña este objetivo. Y que si bien ambos países tienen un intercambio comercial de unos 45 mil millones de dólares, siendo incluso más alta que la relación con los Estados Unidos, preocupa al gobierno de Rousseff, presionado por sus productores internos, el déficit de U$S 5 mil millones que lo atribuyen al juego cruzado de apreciación del Real y desvalorización del Yuan y el Renminbí, generando una competitividad desleal. Si bien la política monetaria no se puso en cuestión, se alcanzaron acuerdos de inversiones estratégicas, como aviones o informática, tal como pedían sectores industriales brasileños. Es que a la fecha, Brasil exporta a China productos básicos, como mineral de hierro, soja y petróleo; en tanto que importa productos manufacturados del gigante asiático.
En el marco de las relaciones internacionales, es sabido que un punto importante para la política internacional de Brasil es el asiento en el Consejo Permanente de Seguridad en la ONU, lugar que reclama. Esta aspiración no tuvo eco durante la visita de Barack Obama hace un mes, más allá de que Estados Unidos estaría de acuerdo en una reforma del organismo. Esta vez, Dilma Rousseff obtuvo una declaración que si bien no es un apoyo explícito, ya que China tiene dificultades con algunos de los candidatos a ocupar ese lugar (como Japón), afirma "comprender y apoyar" la aspiración brasileña de desempeñar ese papel en las Naciones Unidas.
Como corolario del viaje, Dilma Rousseff participó de la III Reunión de Líderes del Grupo Brics y la reunión anual del Foro Boao para Asia (Considerado el Davos asiático), que se celebró en la provincia insular de Sanya, en el sur del país. Junto al chino Hu Jintao, el ruso Dimitri Medvedev, el indio Manmohan Singh y el incorporado sudafricano Jacob Zuma, fijaron un "Plan de acción", para consolidar el funcionamiento organizativo del Brics, especialmente en términos de cooperación. Además, firmaron la "Declaración de Sanya", un documento de 32 puntos, en el que impulsarán, entre otras cosas, una regulación más firme de los derivados de materias prima, para controlar la excesiva volatilidad de los precios de los alimentos y la energía que, según dijeron, representan una amenaza para la recuperación mundial.
Otro eje central es que el Brics reclama la reforma del sistema financiero internacional. Representando el 40% de las reservas de divisas del mundo, les preocupa la insuficiencia del actual orden monetario, especialmente por el descuido de Estados Unidos como emisor de la principal divisa. Si bien el objetivo no es nuevo, el hecho relevante es que la declaración se realizó horas antes de un encuentro en Washington de los ministros de finanzas del Grupo de las Siete naciones industrializadas (G7), mostrando la confianza cada vez mayor de los mercados emergentes.
A su vez, en el plano de la política internacional, los países Brics apoyan la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU, desde perspectivas diferentes pero con el fuerte compromiso de propiciar la multilateralidad. En ese marco, Dilma Rousseff afirmó: "El uso de la fuerza no puede ser precipitado y la diplomacia y la negociación deben ser priorizados" por la ONU. Así, condenaron los ataques aéreos a Libia realizados por la Otan y urgieron a una inmediata solución diplomática, colocando al Brics en un rol importante por nuevo orden mundial.
Este dato no es menor, porque el Brics (integrado por Brasil, Rusia, India, China y, a partir de este encuentro, Sudáfrica), representa el 40% de la población mundial y suma cinco países cuyo producto bruto combinado alcanza un 18% del producto global, frente al 21% de los Estados Unidos. En este bloque, siendo la octava potencia económica mundial, Brasil es la segunda economía en importancia, detrás de China y delante de la India, tomando un rol protagónico en el escenario internacional.
La primera etapa del viaje se orientó a redefinir la relación comercial con China. "Reciprocidad" fue como definió la mandataria brasileña este objetivo. Y que si bien ambos países tienen un intercambio comercial de unos 45 mil millones de dólares, siendo incluso más alta que la relación con los Estados Unidos, preocupa al gobierno de Rousseff, presionado por sus productores internos, el déficit de U$S 5 mil millones que lo atribuyen al juego cruzado de apreciación del Real y desvalorización del Yuan y el Renminbí, generando una competitividad desleal. Si bien la política monetaria no se puso en cuestión, se alcanzaron acuerdos de inversiones estratégicas, como aviones o informática, tal como pedían sectores industriales brasileños. Es que a la fecha, Brasil exporta a China productos básicos, como mineral de hierro, soja y petróleo; en tanto que importa productos manufacturados del gigante asiático.
En el marco de las relaciones internacionales, es sabido que un punto importante para la política internacional de Brasil es el asiento en el Consejo Permanente de Seguridad en la ONU, lugar que reclama. Esta aspiración no tuvo eco durante la visita de Barack Obama hace un mes, más allá de que Estados Unidos estaría de acuerdo en una reforma del organismo. Esta vez, Dilma Rousseff obtuvo una declaración que si bien no es un apoyo explícito, ya que China tiene dificultades con algunos de los candidatos a ocupar ese lugar (como Japón), afirma "comprender y apoyar" la aspiración brasileña de desempeñar ese papel en las Naciones Unidas.
Como corolario del viaje, Dilma Rousseff participó de la III Reunión de Líderes del Grupo Brics y la reunión anual del Foro Boao para Asia (Considerado el Davos asiático), que se celebró en la provincia insular de Sanya, en el sur del país. Junto al chino Hu Jintao, el ruso Dimitri Medvedev, el indio Manmohan Singh y el incorporado sudafricano Jacob Zuma, fijaron un "Plan de acción", para consolidar el funcionamiento organizativo del Brics, especialmente en términos de cooperación. Además, firmaron la "Declaración de Sanya", un documento de 32 puntos, en el que impulsarán, entre otras cosas, una regulación más firme de los derivados de materias prima, para controlar la excesiva volatilidad de los precios de los alimentos y la energía que, según dijeron, representan una amenaza para la recuperación mundial.
Otro eje central es que el Brics reclama la reforma del sistema financiero internacional. Representando el 40% de las reservas de divisas del mundo, les preocupa la insuficiencia del actual orden monetario, especialmente por el descuido de Estados Unidos como emisor de la principal divisa. Si bien el objetivo no es nuevo, el hecho relevante es que la declaración se realizó horas antes de un encuentro en Washington de los ministros de finanzas del Grupo de las Siete naciones industrializadas (G7), mostrando la confianza cada vez mayor de los mercados emergentes.
A su vez, en el plano de la política internacional, los países Brics apoyan la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU, desde perspectivas diferentes pero con el fuerte compromiso de propiciar la multilateralidad. En ese marco, Dilma Rousseff afirmó: "El uso de la fuerza no puede ser precipitado y la diplomacia y la negociación deben ser priorizados" por la ONU. Así, condenaron los ataques aéreos a Libia realizados por la Otan y urgieron a una inmediata solución diplomática, colocando al Brics en un rol importante por nuevo orden mundial.
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