G20 y regulación financiera
¿Regular para qué?Ricardo Romero. Prof. Economía Política Colegio Nacional de Buenos Aires |
La crisis financiera internacional desplaza su efecto domino sobre las economías europeas, y coloca en la agenda del G20 el diseño de medidas regulatorias que permitan reducir los efectos de los ortodoxos ajustes fiscales que aplican los gobiernos del viejo continente para salir de la recesión. Si bien estas políticas quizás profundicen la retracción de la producción, por falta de demanda agregada como sostenía Keynes, es interesante que se coloque como problema la regulación del capital financiero. Y si tomamos la misma obra del economista inglés podremos ver que citaba a un colega germano-argentino, Silvio Gesell, para alertar sobre los efectos especulativos de la tasa de interés.
Este tema fue retomado por James Tobin durante la crisis del acuerdo de Bretton Woods, quien propuso que el FMI cobre tasa a los movimientos especulativos de capital para utilizar como salvataje a los balances de pago. Posteriormente, esta idea fue repensada por Ignacio Ramonet, quien lo proponía para programas de desarrollo económico a países pobres. Pero volviendo a nuestro compatriota Silvio Gesell, existe una relación contrapuesta entre tasa de interés y de crecimiento, cuando cae la producción la renta financiera crece y viceversa, porque la especulación es mayor en momentos de incertidumbre. Por ende, esta reflexión debería alertar a los representantes del G20 que quieren usar las regulaciones para sostener al capital financiero sin generar políticas que reactiven la economía.
En contrapartida, es interesante sumar el aporte de otro argentino, Julio Olivera, que alienta a focalizar los problemas económicos en el crecimiento de la producción, para reducir los efectos financieros, especialmente los especulativos. De hecho, podrían tomar como ejemplo a los países latinoamericanos que salieron de sus crisis con políticas activas y concentraron reservas que le permitieron enfrentar el adverso panorama internacional sin acudir a recortes fiscales, punto necesario para poner en debate en la mesa de los dueños de la economía mundial.
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