Palacios: ¿Socialista o Mosquetero?
Lic. Ricardo Romero
Politólogo Socialista
Podemos ser clásicos en un recordatorio, y comenzar diciendo: hace 130 años, un 10 de agosto de 1878, nacía en la Ciudad de Buenos Aires un valuarte del socialismo y de la política nacional: Alfredo Lorenzo Palacios. Pero permítanme ser original y pensar su vida al calor del presente político. El Partido Socialista pasa actualmente por una discusión interna, entre acompañar los cambios del gobierno nacional o seguir las demandas de la oposición. Quienes se atribuyen el registro oficial del “ser socialista” sostienen que hay “una” línea, ser opositor, y de no seguirla, se estaría fuera del partido, por ende, se dejaría de “ser socialista”.
Para reflexionar al respecto, entiendo pertinente recordar el largo derrotero político de Alfredo Palacios. Si tenemos presente que Palacios no fue un clásico marxista disciplinado en las filas del partido, y que siempre estuvo fiel a su humanismo social. Por eso, tuvo mucha dubitaciones de afiliarse al PS, antes de ser el candidato y luego diputado electo, el 13 de marzo de 1904. De hecho, las diferencias con Juan B. Justo sobre un socialismo internacionalista o de raigambre nacional, llevaron a que se busque la excusa de las batidas a duelo para expulsar al Mosquetero. Tras fracasar la intentona de un Partido Socialista propio, Palacios se recluyó a la actividad académica, donde tuvo destacada actuación política, especialmente en la Reforma Universitaria, desde su cátedra y el decanato de Derecho de la UBA. Producido el Golpe de 1930, vuelve al partido, donde milita hasta 1958, y tras la ruptura del mismo se suma al Partido Socialista Argentino, por el que será electo Senador (1960) y Diputado (1963). Pasando a oriente eterno el 30 de abril de 1965.
Si bien Palacios no siguió la disciplina partidaria, quién se atrevería a decir que el mosquetero no era socialista?. Más aún, con su ejemplo, quién podría afirmar que el avance del socialismo se da sólo dentro del partido?. Vale decir, que la construcción política depende del proyecto que se impulsa y se lo concreta desde diversos planos y ámbitos. En este sentido, cabe preguntarse si seguir el canon del republicanismo de la socialdemocracia europea, mezclado con un tímido reformismo chileno y uruguayo, es el camino a seguir; o avanzar en transformaciones sociales participativas como Brasil, con cambios profundos con movilización popular y radicalización democrática como Venezuela y Bolivia, son las sendas para el socialismo. En ese debate, cabe pensar dónde votaría el socialista Palacios, en el reciente conflicto del campo, por los agronegocios o por la distribución popular?, a qué le socialista que cabe duda...
Politólogo Socialista
Podemos ser clásicos en un recordatorio, y comenzar diciendo: hace 130 años, un 10 de agosto de 1878, nacía en la Ciudad de Buenos Aires un valuarte del socialismo y de la política nacional: Alfredo Lorenzo Palacios. Pero permítanme ser original y pensar su vida al calor del presente político. El Partido Socialista pasa actualmente por una discusión interna, entre acompañar los cambios del gobierno nacional o seguir las demandas de la oposición. Quienes se atribuyen el registro oficial del “ser socialista” sostienen que hay “una” línea, ser opositor, y de no seguirla, se estaría fuera del partido, por ende, se dejaría de “ser socialista”.
Para reflexionar al respecto, entiendo pertinente recordar el largo derrotero político de Alfredo Palacios. Si tenemos presente que Palacios no fue un clásico marxista disciplinado en las filas del partido, y que siempre estuvo fiel a su humanismo social. Por eso, tuvo mucha dubitaciones de afiliarse al PS, antes de ser el candidato y luego diputado electo, el 13 de marzo de 1904. De hecho, las diferencias con Juan B. Justo sobre un socialismo internacionalista o de raigambre nacional, llevaron a que se busque la excusa de las batidas a duelo para expulsar al Mosquetero. Tras fracasar la intentona de un Partido Socialista propio, Palacios se recluyó a la actividad académica, donde tuvo destacada actuación política, especialmente en la Reforma Universitaria, desde su cátedra y el decanato de Derecho de la UBA. Producido el Golpe de 1930, vuelve al partido, donde milita hasta 1958, y tras la ruptura del mismo se suma al Partido Socialista Argentino, por el que será electo Senador (1960) y Diputado (1963). Pasando a oriente eterno el 30 de abril de 1965.
Si bien Palacios no siguió la disciplina partidaria, quién se atrevería a decir que el mosquetero no era socialista?. Más aún, con su ejemplo, quién podría afirmar que el avance del socialismo se da sólo dentro del partido?. Vale decir, que la construcción política depende del proyecto que se impulsa y se lo concreta desde diversos planos y ámbitos. En este sentido, cabe preguntarse si seguir el canon del republicanismo de la socialdemocracia europea, mezclado con un tímido reformismo chileno y uruguayo, es el camino a seguir; o avanzar en transformaciones sociales participativas como Brasil, con cambios profundos con movilización popular y radicalización democrática como Venezuela y Bolivia, son las sendas para el socialismo. En ese debate, cabe pensar dónde votaría el socialista Palacios, en el reciente conflicto del campo, por los agronegocios o por la distribución popular?, a qué le socialista que cabe duda...
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