El TAE de Néstor Kirchner. Por Ricardo Romero

 
Reflexiones post 2001

El Tae aplicado a las políticas de Kirchner

Publicado el 6 de Enero de 2011



Bruce Lee escribió el Tae del Jet Kune Do, donde contraponía la fluidez del movimiento a las rígidas formas de las artes marciales tradicionales. Ese concepto puede utilizarse para pensar la política de Néstor Kirchner.
 
En su momento, Bruce Lee escribió el Tae del Jet Kune Do, donde contraponía la fluidez del movimiento a las rígidas formas de las artes marciales tradicionales. Ese concepto puede utilizarse para pensar la política de Néstor Kirchner, que frente a la crisis de las cerradas estructuras partidarias logró articular las identidades populares en un proyecto nacional.
La crisis de 2001 fue la convergencia del colapso de un modelo económico centrado en la captación financiera y la maniobra desestabilizadora de políticos inescrupulosos. La convertibilidad colocó a la Argentina en paridad con la principal economía mundial sin poder mantener esa competitividad. Sostener el tipo de cambio implicaba endeudamiento o ajuste, ambas variables conflictivas en el mediano plazo.
Cuando estalla la burbuja financiera, bastó poco para desestabilizar al gobierno de De la Rúa. Con el impulso de esos políticos voraces, los saqueos y la gente con sus cacerolas en las calles generaron su caída. Cabe mencionar que posteriormente también tuvo que renunciar Rodríguez Saá, uno por mantener a Cavallo y este por sostener a Grosso. Y un punto a recordarle al Peronismo Federal es que la fugaz presidencia de Duhalde, que se tuvo que ir luego de las muertes de Kosteki y Santillán en su represión de Avellaneda, se encontró con una ciudadanía que exigía nuevos vientos en la política argentina.
Con la consigna: "Que se vayan todos", durante el verano de 2002, en las esquinas de los centros urbanos, especialmente la Ciudad de Buenos Aires, la vecindad se reunía para debatir nuevas formas organizativas, pero eran refractarios a las identidades partidarias, lo que dificultaba la construcción de una propuesta política. De hecho, la fragmentación política contribuyó a esta situación. En 2003, ningún candidato superó más del 25%, y el escenario presentó a tres peronistas y tres radicales compitiendo. Esa elección presidencial mostró el estallido del bipartidismo argentino. Sin embargo, Néstor no buscó recomponerlo, por el contrario, convocó a expresiones sociales, políticas y culturales hacia una transversalidad y convergencia en políticas públicas que le dieron sustento a un programa político.
Como resultado de esto, el movimiento kirchnerista tiene la fluidez de todas las identidades partidarias. Desde la asunción de Néstor, de a poco se fue recomponiendo un proyecto de gobierno y sus contracaras opositoras, sin definirse aún un sistema de partidos, cuanto mucho una oposición heterogénea.
Y el Tae de Néstor tiene pilares fuertes, su latinoamericanismo que se nutre con la base popular, la redistribución social y el avance de derechos. Sobre esos núcleos pivotean expresiones políticas, obviamente con contradicciones, que se contraponen a quienes quieren una subordinación a los centros financieros y grupos concentrados de la economía.
El latinoamericanismo implicó construir relaciones con los países vecinos centrados en las relaciones culturales y estrategias democráticas. Se centró en la integración americana que se contrapuso a la lógica librecambista que imponía el ALCA de Bush o el Mercosur de Menem y Fernando Henrique. En este marco, el continente pasó de hombres de traje oscuro a personas que expresan a su gente. De hecho, un obrero metalúrgico, pasando por varias mujeres, un indígena, un cura y hasta un tierno abuelito; todos gobiernan para sus pueblos.
Y la redistribución de ingresos fue clara desde 2003, pasar del 50% de pobreza a casi el 10% y reducir al mínimo el nivel de indigencia expresan un fuerte cambio en la tendencia económica, donde los subsidios a la pobreza se convirtieron en derechos de asignación universal a la niñez. Sin duda este es un avance de derechos que se suma a otros, como el matrimonio igualitario o la Ley de Medios, que tiende a igualar en oportunidades y democratizar las expresiones sociales.
Un hecho interesante es que los ámbitos deliberativos barriales regresaron, esta vez de la mano de 6 7, 8, un programa que se propone ser crítico a los mensajes tendenciosos de los medios de comunicación. Estos espacios, a diferencia de las asambleas de 2001, construyen un marco propositivo, donde recuperan la política y pueden llevar a delante sus acciones.
Tal como lo hizo Linda, quien transcribió el libro de Bruce Lee, Cristina continúa con ese Tae. Que seguramente recibirá muchas embestidas contra ese esquema que busca mejoras sociales, de hecho comenzaron con el tratamiento del presupuesto, por lo que será un desafío sostener la esencia del proyecto.
Si bien el modelo soportó una crisis internacional y mantiene más de un lustro de crecimiento sostenido, aún está centrado en el esquema exportador. Revertir esto implica generar estrategias que modifiquen la estructura económica. Reducir el peso del complejo sojero, las extracciones mineras y las bases petroleras en el sector externo es un desafío en el mediano plazo si no se quiere caer nuevamente en esquemas como el Decreto Nº 125.
Cambiar esa tendencia implica fortalecer el mercado interno, mejorar la infraestructura hacia la integración latinoamericana y sostener políticas estatales activas a sectores económicos que dinamicen este cambio. Sí, inversiones estatales que se sumen a las recuperaciones que se hicieron con Aerolíneas o las AFJP.
Quizás este reverdecer juvenil potencie un estilo de política que mantiene vivas las utopías. Un hecho histórico interesante sucederá si Cristina logra su reelección, se sumaría a los presidentes que lo lograron: Roca, Yrigoyen, Perón y Menem; y sin duda cada uno de ellos marcaron épocas, sin embargo, esta vez se recupera la tendencia de incorporación de los sectores sociales al proyecto de país, y será un desafío no frenar la historia de una argentina popular. <



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